'Mañana no estás' de Lee Child (Editorial: Eterna Cadencia / Blatt&RiosChild)

Lee Child (Coventry, 1954) muestra su aspecto más juguetón y su humor más caústico en el desarrollo de la trepidante trama de 'Mañana no estás'. Nada es lo que parece y cuando el lector por fin cree estar en la línea de verdad, una vuelta de tuerca bifurca el relato por un derrotero imprevisto. El autor, uno de los top en el mercado anglosajón de la intriga, entrega una nueva peripecia de su personaje, el expolicia militar Jack Reacher, un armario musculado, resolutivo, con una capacidad deductiva que pondría celoso a Sherlock Holmes y que ante el peligro reacciona como si sufriera una crisis hipotensiva. Un tipo marmóreo e imperturbable... salvo que dispongas de una pistola de dardos anestésicos para orangutanes. Ahí ya flaquea.

Nueva York después del 11S. Reacher viaje en Metro y detecta a una pasajera con el lenguaje corporal y emocional del terrorista suicida, conforme a las once señales que define un canónico manual de contrainsurgencia israelí. No lo va a dejar pasar, pero llega demasiado tarde.

Reacher, narrador en primera persona, sin hogar y que se vanagloria de no tener móvil (salvo cuando lo coge prestado), emprende una caza por las calles de Manhattan con su extraordinaria capacidad de lectura espacial, Por momentos parece un scanner tridimensional que haría envidiar a Google Street. Le vendrá de perlas porque persigue pero también es perseguido, pues sus pesquisas inductivas se topan, conforme al estereotipo, con el despegue político de un senador. De modo que política, terrorismo y espionaje se entreveran en una historia trepidante. Contexto que, unido a los vínculos geopolíticos de la trama, Lee Child emplea para impugnar la hipocresía de una política exterior que, allá por el reaganismo hizo de un tal Osama y sus huestes muyahidines, un valioso aliado, generosamente retribuido, durante la invasión soviética de Afganistán.