Lesley Lokko
Arquitecta, catedrática, escritora y activista
«Yo solo he construido dos edificios, y no lo volvería a hacer; la arquitectura es mucho más»Esta tarde inaugura la Bienal de Arquitectura Mugak con una charla en la que pondrá en valor el potencial de la sociedad africana
Lo suyo no es diseñar ni construir edificios porque cree que los arquitectos «también construimos conocimiento, sociedad y cultura». Lesley Lokko (Dundee, 1964) nació en ... Escocia, se crió en Ghana, se formó como arquitecta en Londres pero decidió volcar su carrera hacia la docencia. Hoy en día es una figura influyente en el debate contemporáneo sobre arquitectura y urbanismo, y reivindica el papel que tendrá el continente africano en el nuevo orden mundial. La arquitecta, académica, novelista y activista ghanesa-escocesa impartirá esta tarde la conferencia inaugural de la Bienal Internacional de Arquitectura de Euskadi Mugak (18.00 horas, Kursaal).
– ¿Nos puede adelantar sobre qué va a girar esta ponencia...?
– Mis charlas en general suelen centrarse en el futuro y en el papel que África desempeñará en la configuración del futuro del planeta. Hablaré un poco sobre el contexto africano, pero también sobre lo que creo que África puede ofrecer al resto del mundo, especialmente cuando hablamos de cambio climático, de gestión de recursos, de juventud, de ambición y de energía.
– ¿Y qué es lo que África puede ofrecer en la configuración del futuro planeta?
– Hay que tener en cuenta que somos el continente más joven. La edad media en África es inferior a los 20 años, cuando en Europa y Estados Unidos es de 40, y en Asia de 30. Así que somos una década más jóvenes que los demás, lo que significa que la mayoría de los africanos tienen por delante la mayor parte de su vida, y eso tiene un efecto muy estimulante. Significa que la gente es más ambiciosa, más dinámica que en cualquier otra parte del mundo. Es verdad que no siempre contamos con los recursos o la estabilidad necesarios, pero es muy distinto estar aquí que estar en Europa o en Estados Unidos. Y dado que durante mucho tiempo hemos tenido que acostumbrarnos a lidiar con la escasez, con la falta de recursos y con la inestabilidad política, la gente aquí tiene una resiliencia, que creo que merece la pena que sean escuchados. No se trata de decir que África tiene la respuesta, pero sí creo que tiene muchas respuestas.
«La edad media es inferior a los 20 años, lo que significa que la gente tiene más ambición que en cualquier otra parte del mundo»
– Es arquitecta, pero optó por la enseñanza e incluso por escribir. ¿Por qué decidió dedicarse más a esa parte docente?
– Creo que cuando estudié arquitectura, hace 35 años, los temas que me interesaban –como el género, la raza o la identidad–, no estaban realmente en el centro del debate arquitectónico, y mucho menos en la práctica de la construcción. Se consideraban cuestiones ajenas a la arquitectura. Así que, para mí, el ámbito académico fue una manera de reflexionar sobre esos temas desde dentro de la arquitectura. Creo que si me hubiera dedicado al ejercicio profesional me habría resultado mucho más difícil encontrar esa voz. Pero tampoco veo una diferencia tan grande entre escribir y enseñar, y construir.
– De hecho, se define como 'arquitecta que no construye edificios'.
– Eso es, no trabajo en un estudio de arquitectura. Sólo he construido dos edificios en toda mi carrera, y sinceramente, no volvería a hacerlo. Para mí la arquitectura es mucho más que la construcción de edificios. Creo que los arquitectos construimos muchas cosas, construimos conocimiento, construimos sociedad, construimos ciudades, construimos cultura. No conozco ninguna otra disciplina que impacte de forma tan directa en la manera en la que ves el mundo. La arquitectura es algo físico, pero emocional e intelectual a la vez, lo cual me parece una combinación muy interesante. Y todo depende de cómo se enseñe. En mi caso, aprendí a pensar en la arquitectura de una manera muy amplia, y por eso creo que sus aplicaciones en la sociedad son muy diversas.
– Es fundadora de la Graduate School of Architecture en Johannesburgo (2015), y del African Futures Institute (AFI) en Acra, Ghana (2021). ¿Qué intenta aportar desde estos centros?
– En Johannesburgo empecé a trabajar en una escuela ya existente. Allí me di cuenta que la arquitectura en Sudáfrica estaba dominada en gran medida por la población blanca, muy pocas personas negras estudiaban arquitectura, porque al principio, tras la independencia, la gente optó por otras profesiones como doctores, abogados o ingenieros. Entonces nosotros decicimos cambiar nuestro plan de estudios, lo que abrió las puertas a muchos estudiantes negros. Así que, para mí, el tiempo que pasé en Sudáfrica contribuyó a que se ampliara el acceso a los estudios y se diversificaran los temas con los que los arquitectos trabajan. En el caso del African Futures Institute de Ghana, opté por impulsar otras maneras de enseñar la disciplina, en fomentar que la gente piense en la arquitectura.
«La arquitectura es algo físico, pero emocional e intelectual a la vez. Todo depende de cómo se enseñe»
– El año pasado recibió la Royal Gold Medal de arquitectura, convirtiéndose en la primera mujer africana en conseguirlo. ¿Qué supone este reconocimiento para usted?
– Fue una gran sorpresa, más teniendo en cuenta que no soy una arquitecta de edificios. Hubo muchos 'primeros': fui la primera mujer africana –y la tercera mujer en general–, pero también una de las primeras personas del ámbito académico o que no ejerce como arquitecta en práctica. Fue una elección bastante inusual. Para mí fue algo increíble, sobre todo el momento en el que grabaron mi nombre, como el de los demás galardonados, en la pared del Instituto Real de Arquitectos Británicos.
Noticia relacionada
Exposiciones, charlas y visitas guiadas acercarán la arquitectura al público
– Pocas mujeres han obtenido ese reconocimiento... ¿Cómo percibe la presencia de la mujer en la arquitectura hoy en día? ¿Qué cree que pueden aportar?
– Cuando yo empecé a estudiar creo que éramos seis mujeres de un total de noventa estudiantes, pero ahora esa proporción, al menos en el Reino Unido, prácticamente se ha invertido, aunque no todas ejercen luego la profesión, por lo que la práctica profesional aún tiene un largo camino por recorrer. Sin embargo, esas nuevas ideas y la amplitud de miras que las mujeres han aportado al estudio de la arquitectura, espero que llegue también al ámbito de la construcción. Siempre he dicho que las cuestiones de diversidad son importantes no porque sean temas de moda o políticamente correctos, sino porque la diversidad nos enriquece a todos: amplía nuestra forma de pensar. El hecho de que haya más mujeres participando en la reflexión sobre lo que es la arquitectura es una victoria para esta disciplina.
– En 2023 fue comisaria de la Bienal de Arquitectura de Venecia y hoy va a ser una de las protagonistas de la bienal Mugak. ¿Qué importancia cree que tienen este tipo de encuentros?
– Creo que son muy importantes. No suele ser habitual poder reunir a muchas personas que reflexionen en torno a un mismo tema de manera tan innovadora, creativa e intensa. Y, cada vez más, las bienales son los únicos espacios donde se genera esa comunidad, donde todos se reúnen no solo para hablar entre sí, sino también para dialogar con el público. Antes de participar en la Bienal de Venecia no me había dado cuenta de la enorme cantidad de trabajo que implica crear una exposición. El público solo ve el resultado final, pero antes de eso hay meses de trabajo, de formación de equipos, de búsqueda de financiación... todo ello es fundamental. Y creo que estos procesos son absolutamente esenciales.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión