Cuarta y última sesión del JazzEñe. Contamos antes del inicio con la presencia del director del festival, quien además de poner en valor el presente ... y futuro de las agrupaciones nacionales que han participado en el ciclo, tuvo unas palabras de agradecimiento hacia la Fundación SGAE, que, al parecer, ha invitado a 10 programadores extranjeros para dar proyección internacional a algunos de los artistas que han pasado estos días por aquí. Crece la presión.
Comenzamos la sesión con Pere Bujosa Trío, que nos ofreció jazz, pero diferente. Con gran influencia de la música clásica. Mucha polirritmia, compases de amalgama y juego rítmico. Numerosos temas rehuyeron de las típicas estructuras del jazz para abrazar formas más largas y elaboradas.
Era interesante, y funcionó. El trío estaba conectado, los tres intérpretes brillaron. Los pasajes de piano eran puro catarsis y los asistentes disfrutamos viendo a Pere 'valsar' con el contrabajo, gran protagonista y su pareja de baile.
Pere Bujosa Trio / Daniel Roman jazz
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Intérpretes: Pere Bujosa (contrabajo, composición), Xavi Torres (piano) y Joan Terol (batería). Naíma Acuña (batería), César Filiú (saxo tenor), Román Filiú (saxo alto), Álvaro del Valle (electrónica, bajo) y Daniel Román (guitarra, voz, composición).
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Lugar: Teatro Victoria Eugenia.
En contraste, el quinteto de Daniel Román ofreció una actuación tan alternativa como multidisciplinar. Una mezcla de folclore chileno, poesía y jazz libre. Los ritmos tribales y armonías frenéticas, junto a efectos persistentes de variados procesadores y esporádicas líneas recitadas de poesía, propiciaron un aire cuasi psicodélico que por momentos costó digerir al público.
Sin embargo, la maestría y talento de los músicos era innegable, al igual que el resto de grupos que han pasado por este escenario. Así, Jazzeñe demuestra un año más que no hace falta irse lejos para encontrar talento. Ya tenemos de eso en casa.
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