«Ya teníamos los indicios, pero nos faltaban las evidencias»
La arqueóloga Mertxe Urteaga destaca «la cantidad de material cerámico que se ha encontrado en tan pocos metros cuadrados»
No habrá muchas personas que conozcan Oiasso, el principal asentamiento romano de Gipuzkoa, y el proceso de romanización del territorio tan bien como Mertxe Urteaga, doctora en Arqueología. Para cuando, en 2006, asumió la dirección del recién inaugurado Museo Romano Oiasso, del que fue una de las principales impulsoras, llevaba casi dos décadas dedicada a investigar las huellas que dejó Roma.
En 2016 inició una nueva etapa profesional como técnica arqueóloga de la Diputación Foral, función que la llevó a conocer de primera mano el hallazgo realizado en Gatería, una plaza arqueológica que conocía bien con anterioridad. «En los años 96 y 97 se hicieron excavaciones amplias que confirmaron la ocupación romana, algo que se intuía por la etimología», recuerda, remontándose a los orígenes de un proceso que, paulatinamente, ha ido proporcionando nuevos materiales.
«Tal vez podamos estar ante un pórtico, o un lugar público de mucho tránsito»
«El idioma de la cerámica tiene que suplir la falta de textos»
De los materiales recién encontrados en Getaria le sorprenden «la cantidad de fragmentos de material cerámico en tan pocos metros cuadrados y su cronología, ya que son bastante más tempranos que los hallados al otro lado de la calle». ¿Puede eso significar que había capas superiores que han desaparecido? Tal vez, pero el hecho es que corresponde a «las fases más antiguas de la expansión por la costa» y que, además, es llamativa la «alta proporción de cerámica de mesa», entre la que se encuentran fragmentos de 'terra sigillata', un tipo de cerámica romana caracterizada por su color rojo, «que podría proceder de la Rioja».
Detalles de ese tipo permiten «ir viendo cada vez con más claridad los cambios que se produjeron en la segunda mitad del siglo I. Hasta ahora teníamos los indicios, pero nos faltaban las evidencias». Y esas evidencias van apareciendo aquí y allí, aunque cada vez es más improbable que, en esta materia, se repitan hallazgos tan espectaculares como los de las últimas décadas.
«Lo que sucede es que pasamos de cero a 70 en muy pocos años, dimos los primeros pasos muy rápido. Vimos que existía una continuidad en el poblamiento de la costa por vía marítima, que fue intenso en la segunda mitad del siglo I, y ya establecimos una cronología. Ahora estamos en el detalle, en los matices».
Y en esa necesidad de matizar, la cerámica tiene una función capital, sobre todo en Gipuzkoa, porque «se han encontrado tan pocas inscripciones que el idioma de la cerámica tiene que suplir la falta de textos». A la espera de que las piezas empiecen a contar su historia, Urteaga avanza una hipótesis acerca de las losas: «El enlosado se empleaba más en espacios públicos de uso intenso que en casas particulares, por lo que tal vez podamos estar ante un pórtico, o un lugar público de mucho tránsito».