«Me impone tanto actuar en casa que prefiero no pensarlo»
Solista de la Compañía Nacional de Danza ·
El solista donostiarra Ion Agirretxe da vida al personaje de Hilarión en la actuación de la Compañía Nacional esta tarde en el KursaalLos trofeos y las txapelas logradas en la euskal dantza se agolpan en la casa familiar de Añorga Txiki, aunque hace tiempo que el ballet ... atrapó a Ion Agirretxe (Donostia, 1988) hasta convertirlo en su profesión. Esta tarde vuelve a bailar en casa tras seis años de ausencia y como solista de la Compañía Nacional de Danza (CND). El Auditorio Kursaal es el escenario donde se encarará al duque Albrecht por el amor de Giselle. En su vida personal celebra en septiembre su décimo aniversario de boda con la bailarina principal Cristina Casa, a quien conoció en el Corella Ballet-Castilla y León y con quien compartió su etapa en el Real Ballet de Flandes y una película, 'Yuli' de Icíar Bollaín. Hoy en el público estarán sus aitas, Joxean y María Eugenia, probablemente más nerviosos aún que el pequeño gran dantzari donostiarra.
- ¿Cómo afronta su tercera actuación en el Kursaal como profesional?
- Emoción, ganas y nervios. Aunque lleve seis años sin bailar en Donosti, me siento muy afortunado porque soy de los pocos bailarines que he podido actuar en el Victoria Eugenia y en el Kursaal a lo largo de mi carrera desde mi debut profesional con 'La Bayadère' de Ángel Corella en 2009. Me impone tanto el Kursaal que prefiero no pensar que estoy bailando en casa. El respeto escénico siempre está ahí y quieres que tu familia y amigos vean lo mejor, por lo que hay que mantener la concentración.
UN PAPEL«'El sombrero de tres picos' ha marcado mi carrera; fue un reto muy grande que hemos bailado Igor Yebra, José Carlos Martínez y yo»
- ¿Cómo es su Hilarión?
- Hilarión es un hombre rudo que está enamorado de Giselle y ve cómo ésta cae rendida ante Albrecht. A veces, parece que es un personaje malo por el enfrentamiento con Albrecht, pero en realidad es un enamorado bonachón. En el primer acto, gracias a la mímica, llevamos todo el peso Giselle, Albrecht e Hilarión y así se ve todo el drama de la historia. A nivel técnico, tengo la variación de la muerte en el segundo acto en la que sufro y sufro hasta morir. Esta parte sí tiene mucho salto y giro, además de entrar en escena perseguido por las Willis, lo que da esa sensación de agonía hasta la muerte.
- ¿Cuáles son las innovaciones que aporta la coreografía de Joaquín de Luz?
- La acción se sitúa en el Romanticismo español, transcurre en el Moncayo y por eso se recitan poemas de Bécquer. A nivel de vestuario y escenografía hay variantes como que la tradicional espada de Albrecht se sustituye por un trabuco. Además, en el primer acto Joaquín de Luz ha añadido Escuela Bolera cuando los campesinos hacen la vendimia.
- Ésta es su sexta temporada con la Compañía Nacional de Danza, ¿cómo fue el cambio de Amberes a Madrid?
- Hubo un cambio en la dirección del Real Ballet de Flandes y las ideas de repertorio no eran las que a mi mujer y a mí nos gustaban, así que nos decidimos por el cambio porque aún nos quedaba mucha carrera por delante. En aquel momento dirigía la CND José Carlos Martínez, todo un referente para nosotros tanto como estrella de la Ópera de París como por lo bien que llevó la dirección de la compañía.
- En 2018 fue ascendido a solista y un año después interpretó 'El sombrero de tres picos', dos puntos de inflexión en su carrera.
- El ascenso fue una grata sorpresa por ser valorado después de tantos años de sacrificio. Y bailar el molinero de 'El sombrero de tres picos' en el centenario de la obra de Léonide Massine ha marcado mi carrera. Nunca olvidaré los consejos que me dio su hijo, Lorca. Pocos españoles hemos bailado la obra de Massine, como Igor Yebra, José Carlos Martínez o yo. Fue un reto muy grande y largo como un embarazo: siete meses de dolor de pies, pero volvería a pasar por ello.
- Sin alejarse mucho de la danza, ¿cómo fue su participación en la película 'Yuli' sobre el bailarín Carlos Acosta?
- Fue una experiencia muy bonita ver cómo se lleva a la pantalla una historia tan real y emocionante como la difícil vida de Carlos Acosta, Yuli. Lo que más me extrañó del cine es que es todo lo contrario a la danza: cuando nosotros salimos al escenario sólo tenemos una opción para hacerlo bien, mientras que ellos repiten y repiten hasta quedarse con la toma perfecta. Conocer a Carlos Acosta fue un sueño hecho realidad porque es otro referente de la danza y él fue muy amable y súper cercano.
- Campeón de aurresku y solista de danza, ¿no echa de menos bailar euskal dantza?
- Cuando empecé a bailar euskal dantza con cuatro años, quería disfrutar bailando e iba a los concursos a pasármelo bien con mis amigos. Me encantaría tener la oportunidad de cerrar un círculo y poder presentarme al concurso de baile a lo suelto de Segura. Como bailarín me siento en un momento profesional muy maduro, con mucha cabeza y con el valor del trabajo constante. De vez en cuando deberíamos dar ese pasito atrás para coger fuerza y pensar por qué empezamos a bailar.
Iker Rodríguez, el bailarín que surgió de la comparsa de Carnaval
La comparsa de Carnaval Mons del barrio de Intxaurrondo fue donde Iker Rodríguez (Donostia, 1998) descubrió la danza «con siete u ocho años». Y de ahí a hacer barra clásica en la barandilla de la Concha como alumno de Mentxu Medel en el Estudio de Danza 'Thalia' medió muy poco tiempo. Graduado con Matrícula de Honor en el Real Conservatorio Profesional 'Mariemma' de Madrid en 2017 y tras pasar por las compañías preprofesionales Europa Danse y Dantzaz, Rodríguez accedió a la Compañía Nacional de Danza en septiembre de 2018. Esta tarde es la primera vez que actúa como miembro de la CND en San Sebastián y reconoce que le emociona tener en el público a toda su familia.
«Como Cuerpo de Baile formo parte del pueblo; somos los campesinos que hacemos la vendimia», explica. Hace apenas un mes Rodríguez ha sido la revelación como joven bailarín y coreógrafo de la XXV Gala del Día Internacional de la Danza en el Victoria Eugenia. «Tengo una dualidad: el ballet clásico es mi trabajo, pero la identidad de Iker como intérprete es más contemporánea», afirma. Su objetivo profesional como artista es «llegar a mucha gente a través de otra creatividad, aunque como intérprete aún tengo muchos retos por delante y me gustaría bailar piezas de Jiří Kylián y de Lightfood & León».
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