Hágase la luz

Para abrir la función eligió las novísimas 'Ur gainean' e 'Irteera argiak', título homónimo de su reciente álbum. El sonido Americana, el pop y el folk-rock presidieron una cita en la que además del buen hacer del vocalista destacaron dos aspectos: las evocadoras letras de escritores como Uxue Alberdi, Joseba Sarrionandia y Bernardo Atxaga, entre otros, y la superbanda con la que compareció el músico vizcaíno: el guitarrista solista Rubén Caballero, la violinista Maite Larburu y el tándem rítmico integrado por 'Lutxo' Neira y Ander Zulaika. Poca broma.

El violín embelleció las armonías vocales desplegadas en 'Besamotzaren besoa' y las líneas de contrabajo despuntaron en 'Eguzki argitan', una «canción de amor» de las muchas en las que la luz termina abriéndose paso entre la oscuridad. Tras 'Geografia' y 'Une batez' interpretaron la soberbia 'Zaldia eta behelainoa', un medio tiempo firmado por el propio Elorrieta y convenientemente 'ensuciado' por la guitarra eléctrica de Caballero al más puro estilo Nels Cline (Wilco). Además de 'Non dago nire herria', una de las piezas de primer álbum al margen de Ken Zazpi, 'Deserriko kantak' (2013), también rescató tres temas de Harian, el proyecto que el año pasado le llevó a colaborar con el quinteto de cuerdas Kaabestri: primero cantó a Benedetti en 'Non dago nire herria', después se quedó solo con el guitarrista para ofrecer una emocionada versión de 'As noites da radio Lisboa' (Itoiz) y cerró el set intimista con 'Sakonki', texto de Oteiza en el que sólo hubo voz, melódica y contrabajo.

Volvió al material nuevo con 'Inesa Gaxen', tema protagonizado por la heroína vasca que en el siglo XVII fue acusada de brujería, y con 'Ezbeharra', un tema folkie con pizzicato que recordó, quizá por la presencia de Zulaika a las baquetas y a los coros, a Lou Topet. Rememoraron en torno épico a Gabriel Aresti en el clásico 'Nire aitaren etxea' -si les gustó la voz de Larburu, prueben a escuchar 'Hezurren azpian' (2019), su 'discazo' de debut-, introdujeron texturas electrónicas en 'Hariak' y amagaron con marcharse con 'Deserriko kontradantza', otra composición sobre el exilio. Requeridos por el público, volvieron para ofrecer dos bises: 'Ez dago ezer', hermosa tonada de Jose Luis Otamendi que incluyo imponentes desarrollos instrumentales, y 'Mendigoixaliarena', poema de Lauaxeta con el que el quinteto se despidió entre vítores y aplausos.