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¿Pueden una conferencia científica sobre cristalización y una coreografía que combina danza contemporánea y flamenco compartir al mismo tiempo el escenario del Victoria Eugenia? ... La respuesta es sí. Lo harán hoy a partir de las 19.00 horas de la mano del geólogo sevillano Juan Manuel García-Ruiz, profesor de Ikerbasque en el DIPC donostiarra, la bailaora jiennense Vanesa Aibar, premio Max al mejor espectáculo de danza en 2023 por 'La Reina del Metal' y la cantaora y guitarrista de Utrera María Marín. El resultado de esta reunión de talentos de campos tan distintos desemboca en 'La cristalización de la danza', un espectáculo al que sus protagonistas animan a asistir sin prejuicios porque «no es nada denso, es un viaje al que se accede con facilidad y al terminar el público casi siempre reconoce que se le ha hecho corto».
La base de 'La cristalización de la danza' es una conferencia que habitualmente imparte García-Ruiz sobre el impacto del cristal en el mundo del arte y del pensamiento, «que es muchísimo y muy obvio». Junto a Aibar ya tenía otra propuesta artística denominada 'Lorca en Babel', donde ella bailaba en los interludios de la lectura en diecisiete idiomas del poema 'Verde que te quiero verde' del 'Romancero gitano'.
Juan Manuel García-Ruiz recuerda que «los cristales han fascinado a los seres humanos desde tiempos inmemoriales. Tenemos pruebas de que los primeros objetos coleccionados por los homínidos fueron cristales de cuarzo y de calcita, posiblemente atraídos por sus particulares propiedades ópticas y formas geométricas. Los tenemos metidos en la cabeza desde entonces, e incluso hay personas que les atribuyen poderes mágicos. En cierta medida, mi conferencia trata de explicar por qué han tenido tanto impacto en nuestro mundo». Porque «los cristales han desvelado todo un mundo de estructuras y simetrías que escapan a lo visible a primera vista, y de igual manera, han influenciado e inspirado la creación artística».
¿Pero cómo se vinculan los cristales con el arte y con la danza? Para explicarlo el científico se retrotrae hasta principios del siglo XIX y a algo que parece tener poca relación, la aparición de los primeros jardines de infancia en Alemania. La persona que los inventó fue el pedagogo Friedrich Fröbel, muy influido por las ideas de Rousseau y Pestalozzi, que apostaba por el juego y la exploración como herramientas de aprendizaje. Además era ayudante de cristalografía en una universidad y hacía jugar a los niños con cristales para que descubrieran el orden de las cosas. Con el tiempo, sus maneras educativas llegaron a oídos de artistas de renombre vinculados a lo abstracto y que a través de sus trabajos buscaban la esencia interna de las cosas. Así Le Corbusier, los cubistas, Kandinsky o el arquitecto Frank Lloyd Wrigth acudieron a esos jardines de infancia y «su arte está muy influenciado por la cristalografía», concluye Juan Manuel García-Ruiz.
Uno de esos artistas fue Rudolf von Laban, al que llamaban 'el bailarín del cristal'. «Es el tipo que inventa la gramática de la danza moderna. Dice que tiene que ser una extensión de la simetría propia del cuerpo y que la danza era una cristalización dinámica, ocupando un espacio con una simetría que tenía que ser una extensión de la simetría del cuerpo. Es un baile con muchas líneas rectas y pocas florituras. Inventó la danza con un icosaedro».
Ya en el siglo XX, el bailaor vallisoletano de flamenco Vicente Escudero empieza a tratar a Picasso, Juan Gris y Miró en París «en un momento en que se reivindicaba que uno de los cánones de belleza del arte tenía que ser el cristal con la geometría, la abstracción, la pureza, la transparencia... Hace un decálogo del flamenco donde apuesta por la línea recta dejando de lado la sensualidad».
La historia concluye con la relación entre García Lorca y Dalí, que también gira alrededor del cristal. «La 'Oda a Salvador Dalí' de Lorca es un debate entre las dos formas de entender el arte, la abstracción cristalina y la sensualidad».
Vanesa Aibar es la encargada de plasmar en movimiento las palabras de Juan Manuel García Ruiz porque «nuestras dos dedicaciones tienen en común el espacio como estructura. Yo no tenía ni idea de lo que era ese universo, pero una vez que hablé con él, me hizo revisar todas mis coreografías desde una manera más compleja, trabajando con el cuerpo de una manera más definida y más clara».
La entrada para la charla de mañana es con invitación. No obstante, cinco minutos antes del comienzo a las 19.00 horas se abrirán las puertas para permitir el acceso del público de manera gratuita hasta completar aforo. Por eso se recomienda a quienes tengan invitación que lleguen con antelación, ya que una vez completado el aforo, no se podrá garantizar el acceso.
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