La exposición de Chillida y Oteiza se perfila como la más visitada tras su reapertura

A falta de dos meses para su clausura, ya se puede aventurar que la exposición que San Telmo dedica a las obras de Oteiza y Chillida será la más visitada de cuantas se han realizado en el museo donostiarra desde su reapertura en la primavera de 2011. Organizada por el Museo de San Telmo con la colaboración de la Fundación Bancaja de Valencia, en donde pudo verse a finales del año pasado y principios de éste, 'Jorge Oteiza-Eduardo Chillida. Diálogos en los años 50 y 60' acumulaba 33.469 visitantes desde su inauguración el 8 de abril hasta este pasado viernes.

Esta cifra ya la situaría como una de las tres exposiciones de San Telmo con más afluencia de público, pero el hecho de que aún vaya a permanecer abierta hasta el 2 de octubre permite presumir que rondará finalmente las 50.000 visitas, muy por encima de cualquier otra. Un récord, en cualquier caso, en números absolutos, ya que ninguna otra muestra ha permanecido instalada tanto tiempo, en este caso, seis meses. «Creo que rondaremos los 50.000 visitantes», aventura la directora del centro, Susana Soto.

Cuando aún faltan por contabilizar más de 60 días hasta la clausura de la muestra, las 33.469 personas que habían pasado por San Telmo hasta el pasado viernes, día 5, sitúan la exposición a niveles de 'Tratados de Paz' –la muestra vinculada a la Capitalidad Cultural Europea, que atrajo a casi 37.000 visitantes del 17 de junio al 2 de octubre de 2016–, Hitchcock –que del 16 de junio al 1 de octubre de 2017 fue vista por 33.500 personas– o 'Arte y Mito. Los dioses del Prado' –más de 32.300 visitantes del 6 de julio al 21 de octubre de 2018–. 'Hello, robot' fue una de las últimas muestras celebradas en San Telmo antes del covid y contabilizó más de 30.500 visitas entre el 22 de junio y el 29 de septiembre de 2019. En cuanto a la dedicada a Elcano, atrajo a unas 25.000 personas del 26 de junio al 24 de octubre del pasado año.

Con la exposición dedicada a Oteiza y Chillida, el museo donostiarra recupera o incluso supera el flujo de visitantes previo a la pandemia y además, «con el paso de las semanas, mantiene el tirón y su poder de atracción, al contrario que otras muestras que empiezan muy fuertes y poco a poco van perdiendo fuelle. Ésta se encuentra en fase ascendente. Muchas semanas el incremento es del 10% respecto a 2019 y es curioso porque está haciendo buen tiempo, cuando nuestros picos de visitantes suelen ser cuando hace malo», señala Susana Soto. En este sentido, cree que el hecho de que «es una exposición que no vas a poder ver probablemente nunca más porque es un proyecto muy complicado» está funcionando como reclamo. «Dentro de unos años habrá quien se pregunte: ¿cómo no fui a verla?' Sinceramente, creo que no es una exposición más».

Al margen de las visitas guiadas y de los talleres familiares, la semana del 25 al 31 de julio 2.048 personas visitaron la muestra, mientras que en la anterior fueron 2.334. En junio, la visitas semanales oscilaron entre las 1.500 y las 1.800 personas, cifras similares a las registradas en mayo. En abril, recién abierta la muestra y coincidiendo con las vacaciones de Semana Santa, se superaron las 3.000 personas de lunes a domingo.

Susana Soto asegura que las estimaciones realizadas por el propio museo en el mes de junio situaban el porcentaje de visitantes extranjeros en torno al 60%, «acercándonos al 70% incluso». La directora de San Telmo destaca también «el elevado número de opiniones que están dejando los visitantes, muy por encima de lo que suele ser habitual». Hasta el martes, más de cuatrocientas en sentido positivo y alrededor de doscientas con sugerencias.

Casualidad o no, la exposición de San Telmo coincide con la controvertida muestra 'Oteiza en Argentina' que mantiene abierta el Museo Diocesano, pese a la impugnación de la Fundación de Alzuza y de la propia sobrina del artista oriotarra. Además, la Galería Altxerri acaba de inaugurar una selección de obra gráfica de Chillida. Soto no observa ninguna conexión entre las dos exposiciones museísticas en lo que al público se refiere. «Por lo que he podido observar, la gente de fuera que viene a ver la muestra de San Telmo lo hace atraída por el nombre de Chillida, que es el más conocido, y luego descubre a Oteiza. Mi sensación es que los que van a la exposición del Diocesano lo hacen como parte del propio recorrido por la Basílica», señala Susana Soto.

Respecto a la supuesta vigencia del 'cisma' cultural que durante años supusieron las diferencias entre los dos escultores al menos en el ámbito vasco, Soto coincide en destacar que se trata de «una cuestión totalmente superada. Yo lo veo en las nuevas generaciones, que ni conocen aquella polémica, ni les interesa. Los jóvenes no tienen ningún pasado respecto a Oteiza y Chillida».

Entre los visitantes de la muestra, figuran el arquitecto Rafael Moneo y el lehendakari Iñigo Urkullu, quien estuvo más de dos horas en la exposición. «Se le veía realmente interesado. Se detuvo en cada obra, hizo muchas preguntas e invirtió el tiempo que consideró necesario en contemplarlas. Yo creo que, como les pasa a muchas personas, la idea que tenía de Oteiza a Chillida a la salida de la exposición era distinta a la que tenía antes de la visita», recuerda Soto.

Comisariada por Javier González de Durana, 'Jorge Oteiza-Eduardo Chillida. Diálogos en los años 50 y 60' reúne 124 obras de los dos escultores vascos que ilustran sus trayectorias, con sus paralelismos y divergencias, durante una etapa especialmente fértil en su producción artística. El primero, a su regreso de Latinoamérica; el segundo, antes de su marcha a París y posterior regreso a Donostia.

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