Todo un descubrimiento

La colección que interpretó ayer Egeria y que fue un estreno absoluto, permitió conocer el lenguaje musical y ritual de la Sicilia de los siglos XI y XII y se ofreció dividida en cuatro partes. El 'Kyrie' inicial, con las voces sin calentar, resultó un poco inseguro, pero enseguida las cantantes –ayer tres con el apoyo de una cítara– solventaron esas irregularidades del comienzo para empastar con gran belleza y sensibilidad sus voces. Las piezas, escritas en estilo monódico pero ofrecidas con una polifonía primitiva, a modo de pequeñas improvisaciones, nos llegaron en diferentes formas: a dos o tres voces a capella o con el acompañamiento instrumental de la cítara, o incluso con la voz solista de la directora Lucía Martín-Maestro acompañada de este instrumento, como en el caso de 'Supernam armonicam'. Fueron especialmente llamativas los finales del 'Gloria' como 'Laudes deo devotas' o el del 'Sanctus' –'Laurenti laureata'–. En todas ellas Egeria destacó por su control de la respiración, su perfecta y necesaria dicción y su sensibilidad y expresividad.