«Éramos muy conscientes de la gran dificultad de hacer la exposición»

«La noche que visualicé la posibilidad de reunir las obras de Chillida y Oteiza en una exposición –explicó el presidente de la Fundación Bancaja, Rafael Alcón–, me pregunté: ¿por qué nunca se había hecho? Éramos muy conscientes de la gran dificultad de hacerla», aseguró, antes de señalar que «los recelos y cautelas se convirtieron pronto en buena disposición». El resto, indicó, corrió a cargo de «la reflexión y el trabajo».

El encargado de llevar a buen término el proyecto fue Javier González de Durana, que puso dos condiciones: «Acotar la muestra en el tiempo, en este caso, a las décadas de los 50 y 60, y que Chillida-Leku y la Fundación Oteiza se implicaran». Así, el comisariado de la muestra se ha llevado a cabo a partir de tres criterios: «Proximidad cronológica, cercanía formal y cercanía conceptual». Y como hitos, explicó el comisario, dos obras: el 'Laocoonte' de Oteiza, propiedad de la Cámara de Comercio de Córdoba y nunca antes expuesta fuera de la ciudad andaluza, y las puertas de Arantzazu, de Chillida, en su primera salida del Santuario.

Durante la presentación, Bingen Zupiria se preguntó por el sentido del arte y de la cultura en tiempos de guerra, y se respondió: «Ayudarnos a pensar», mientras que Markel Olano evocó aquel 'abrazo de Zabalaga' de hace veinticinco años, que estuvo acompañado del texto: «Más allá de nuestras diferencias, siempre habrá un espacio/tiempo para la paz». Eneko Goia, por su parte, aseguró que «Donostia no sería la misma sin la aportación de Chillida y Oteiza, muy vinculada a la ciudad a través de un legado que podemos disfrutar aquí». Susana Soto, finalmente, recordó el lema de la reapertura en 2011 de San Telmo –«ven a verte»– para recalcar su vigencia porque «nos reconocemos en las obras» de los dos artistas convocados por esta exposición.