«Antes se compraba mucho más que ahora», dice Jon Arretxe

Conoció la ubicación anterior a la actual, en el mercado; y por entonces lo de 'feria del libro y disco de Durango' era más exacto que ahora, que hay muchos otros productos. Arretxe salía de allí, cada edición, con dos bolsas llenas sobre todo de lecturas. Hace el gesto de los brazos vencidos por el peso, del cuerpo intentando equilibrarse y levantar los bolsones. «Compraba los de Atxaga y Lertxundi, por ejemplo. De los que ahora son los clásicos, pero que entonces empezaban a salir. Lo compraba todo. Yo creo que antes se compraba mucho más que ahora, mira», dice.

Arretxe afronta ilusionado la nueva edición de la Azoka. En la anterior, sí que hubo stands y cada autor de Erein tuvo su turno muy acotado para acudir a firmar. Pero había que evitar aglomeraciones. Y no era lo mismo, reconoce. Para un escritor que, como él, está acostumbrado a hacer maratón de estancia en el punto de venta, es decir, a estar allí todos los días, de mañana y de tarde, más la presentación, lo de 2021 casi que no cuenta. Este año es el bueno. Él vuelve a dedicarse por completo a la feria estos días. «Lo esperamos todos con muchas ganas, la verdad. Es como 'por fin, por fin'. Como cuando abrieron los bares después del confinamiento. Se espera un 'boom' por eso... y el año que viene ya se verá. Gero, gerokoak».

A él le empieza el 'boom' de lectores en cuanto se acerca al stand. Han pasado diez minutos de la apertura de la feria y ya tiene un fan pidiéndole una firma para un ejemplar de 'Lyrica garaia' (Erein), la novena aventura del personaje de Touré, la última de momento. Aclaración: la 'lyrica' del título no es la poesía, sino un fármaco que para muchos es droga y que se compra y se vende en las calles del barrio al que ha vuelto Touré. A este lector jovencísimo de la saga ya se lo ha cruzado muchas veces aquí. Se reconocen. «Esto es la Azoka».

Venir y reencontrarse. Sacar unos minutos para charlar con lectores y las personas del mundo editorial. Ponerse al día, analizar el sector o tomarse una cerveza juntos. El chico le pregunta por la serie que se va a hacer con Touré. Queda una firmita, le asegura el escritor. «¿Será en euskera? Yo quiero verla en euskera», continúa el chaval. El autor no puede decir mucho más, que luego se gana una bronca. Su fiel lector le dice entonces que el personaje ya se merece un poco de felicidad. A lo que Arretxe le dice, entre risas, que no es novela rosa, sino negra. «Es que la gente le coge cariño, pero es lo que es», se vuelve a reír.

– ¿Recuerda la primera vez que vino como escritor, a firmar?

– Fue en 1993, yo venía con 'Tubabu', el libro sobre mi viaje en bicicleta por África. Y yo era el pardillo. Esto impone y yo era el nuevo, el que firmaba un libro de vez en cuando mientras Irigoyen, que estaba al lado y era alguien importante, no paraba. El pardillo. Junto a las vacas sagradas.