Regreso a 'Casablanca'

Michael Curtiz fue uno de los cineastas más prolíficos, diversos y eficaces del Hollywood clásico y, aunque dirigió una de las películas más famosas de la historia del cine, y decenas de filmes excelentes en todos los géneros, no es un nombre habitual en el imaginario colectivo. Si nunca fue considerado uno de los autores fundamentales de la época, como sí ocurrió con Alfred Hitchcock, Billy Wilder o John Ford que si tuvieron suficiente aura popular como directores, se hace raro que su apellido sea el gancho de una producción reciente que pretende recrear las circunstancias del rodaje de 'Casablanca', con toda su mítica, incluida la que habla del guion remedado sobre la marcha y el rodaje cargado de presiones e impedimentos.

Así que 'Curtiz' no entra en la vasta y magnífica obra del director de 'Robin de los bosques', 'La vida privada de Elisabeth y Essex', 'El halcón del mar', 'Camino de Santa Fe', 'Alma en suplicio' y 'Los comancheros', aunque sí hay una mención a 'Yanquee Doodle Dandy', que hizo justo antes de 'Casablanca', para reflejar la presión del sentido patriótico (americano, por supuesto), que se le imponía en plena Segunda Guerra Mundial a este húngaro que fue uno de tantos emigrados a Hollywood con el ascenso salvaje del nazismo en Europa.

'Curtiz' también está dirigida por un húngaro, el debutante Tamas Yvan Topolanszky, y la misma nacionalidad tiene esta producción que ahora Netflix lanza al mundo. La cosa es aparente, con lujosa fotografía en blanco y negro que pretende reforzar la estética de los estudios de Hollywood en aquel 1942, o cómo quedaba reflejada en películas como 'Casablanca'. Pero pronto revela 'Curtiz' que, más que una recreación cinéfila, busca un argumento de gancho fácil para mezclar drama con tintes de culebrón y entretenimiento en tiempos convulsos. Este Curtiz no solo tiene que salvar su película de las injerencias de unos productores que solo piensan en los aspectos políticos de la producción, sino que tiene que atender su múltiple actividad de mujeriego: una escena en que atiende el teléfono mientras practica el sexo no es lo más distinguido para un filme que cae a menudo en la artificiosidad y que, por mucho que practique movimientos de cámara envolventes, no evita la teatralidad de las situaciones y los diálogos, e incluso los decorados y la iluminación. Tampoco los actores están muy atinados, así que más que una evocación, acaba siendo una sombra liviana del mito de 'Casablanca', con un Humphrey Bogart que queda al fondo y literalmente desenfocado.

Mientras tanto David Fincher está preparando su nuevo filme, titulado 'Mank', que gira en torno a Herman Mankiewicz, hermano del más famoso cineasta Joseph L. Mankiewicz, y coguionista de 'Ciudadano Kane' junto a Orson Welles, con Gary Oldman como protagonista. Seguro que será mejor.