Crítica de 'Mi querida ladrona': Sisar para comer ostras
Robert Guédigian es de esos realizadores fieles a sí mismos, que desde hace años rueda películas parecidas, pequeñas historias cotidianas en su Marsella natal, con ... actores que se repiten (esta vez su esposa Ariane Ascaride y su amigo Darroussin no hacen de marido y mujer sino de cuidadora ella de él). En las sencillas cintas de Guédigian siempre hay una reflexión sobre la clase obrera y apuntes sobre la izquierda de antaño frente a la actual.
A sus 71 años, el marsellés nos ofrece en 'Mi querida ladrona' una pieza un poco diferente a las habituales, sin conversaciones ideológicas y con un ligero aire de fábula. Se agradece el intento pero la verdad es que el cambio no le sienta bien. El plato, aparentemente gustoso, acaba como una mousse con más aire que sustancia.
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Dirección: Robert Guédiguian.
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Guion: Robert Guédiguian, Serge Valletti.
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Intérpretes: Ariane Ascaride, Jean-Pierre Darroussin, Grégoire Leprince-Ringuet.
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Fotografía: Pierre Milon.
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Música: Michel Petrossian.
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Francia, 2024.
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Cine: Prçincipe.
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Durac.: 101 m.
El planteamiento, eso sí, es sorprendente y sugestivo. María (una Ariane Ascaride siempre bien, aunque cada vez se parezca más físicamente a Lina Morgan) es una cuidadora a domicilio que ayuda a diversos ancianos con la limpieza, las compras, la cocina y demás. Todos le adoran y ella les atiende con mimo, sin que ello le impida sisarles. Les dice que les coge un billete de 20 euros para la compra y se lleva uno de 50 o paga con un talón una cuenta en la pescadería de la que ha apartado unas ostras para su consumo personal. Es atractivo ese personaje moralmente ambiguo que no roba por maldad sino por compensar una vida ingrata (se arruinó, su marido es ludópata...) y dar un futuro a su nieto (pagándole el piano y las clases a cuenta de sus ignorantes ancianos).
Pena que 'Mi querida ladrona' no profundice en ella sino que se quede en un plano superficial, dando cansinas vueltas al enredo, unos personajes esquemáticos y una forzadísima historia de amor. Una fábula de baja intensidad.
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