Otro autista poco auténtico

'Una función inesperada' tropieza en la misma piedra. El chaval protagonista, Ezra, de once años, se eriza y grita cuando le intentan abrazar y tiene crisis de ansiedad ante los plátanos y cubiertos de metal, pero por lo demás es un niño bastante majillo, guasón y con más madurez que su padre.

Lo curioso del espantoso guion de 'Una función inesperada' es que le quita protagonismo al chaval autista ante la competencia de un padre desequilibrado, inmaduro e irascible (para una de las pocas veces que el bueno de Bobby Cannavale consigue un papel protagonista, le toca hacer de un humorista amargado e insoportable) y un abuelo también descentrado (Robert de Niro).

El filme se esfuerza por intentar que esos tres personajes con problemas mentales sean compatibles con una trama entretenida, en buena parte del metraje como 'road movie', y con un final feliz forzadísimo. Todo suena un poco a falso en esta producción con vocación comercial más bien pesadota, que se asoma a los desequilibrios mentales con tanto miedo que nada se hace sincero.

Quitando la presencia de la buena de Rose Byrne, cuesta encontrar aspectos positivos en este artificioso galimatías, falso hasta en su título en castellano (les juro que no se ve ninguna función inesperada). En todo caso, habría que elogiar a Kerry Barden, el director de casting capaz de liar a De Niro, Whoppy Goldberg o Vera Farmiga en esta cosa olvidable.