

Asier Altuna | Director de 'Karmele'
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Asier Altuna | Director de 'Karmele'
«La cultura no es una herramienta muy eficaz para cambiar las cosas»Han transcurrido seis años desde que Asier Altuna (Bergara, 1969) estrenó su última película de ficción, 'Agur, Etxebeste' y tres desde que presentó el documental ' ... Hondalea abismo marino', sobre la obra de Cristina Iglesias para la casa del faro de la isla. Ahora, afronta los últimos días de un rodaje que ha tenido más de un lustro de gestación y que le ha mantenido tras las cámaras durante estas seis últimas semanas. Se trata de 'Karmele', la adaptación cinematográfica de la novela de su amigo Kirmen Uribe, 'La hora de despertarnos juntos', una historia real ficcionalizada sobre las relaciones personales en tiempos convulsos y el impacto que en las vidas particulares de una familia vasca tuvieron las guerras –en este caso, la civil española y la II Guerra Mundial–. La cinta está protagonizada por dos jóvenes actores –Jone Laspiur y Eneko Sagardoy–, que ya cuentan con sendos premios Goya en sus trayectorias. El rodaje de 'Karmele', que ayer ocupó el pub Altxerri de Donostia durante toda la jornada, concluye mañana. La productora Txintxua Films estima que para enero tendrá lista la primera copia y a partir de ahí, 'Karmele' empezará su vida.
– La primera noticia sobre este proyecto fue su presentación en el foro de coproducción del Zinemaldia de 2019. ¿Por qué se ha dilatado tanto?
– Cuesta mucho levantar una película, los procesos que implica suelen ser bastante largos. En este caso, especialmente porque es una historia de época. El último empujón fue la aprobación de los incentivos fiscales de la Diputación, vital porque sin ellos no creo que estuviésemos rodando la película. De todas formas, el cine es un oficio que exige mucha paciencia, pero a la vez los tiempos de preparación permiten que el proyecto madure. Creo que hemos llegado al rodaje en muy buen momento porque había ya mucho trabajo detrás y el guion estaba muy preparado.
– Es la primera vez que adapta una historia ajena. ¿Se ha sentido cómodo?
– La verdad es que ha sido complicado, mucho más que en las otras ocasiones porque tenía mucha información, muchas aventuras y peripecias. La historia de Karmele y Txomin es muy fácil –entre comillas–, de contar en un libro, pero a la hora de plasmarla en imágenes es más complicado. Lo primero fue quitar una serie de historias interesantes pero que me parecían una sucesión de anécdotas para hacer que esos personajes comenzaran a sentir y a tomar decisiones.
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– Ha cambiado el título.
– Sí, porque me gustan los títulos cortos. Como la protagonista es Karmele y es también el nombre del barco familiar, me parecía más interesante.
– La trama transcurre durante la Guerra Civil, la II Guerra Mundial y la postguerra. Parecía que en Europa pensábamos que la guerra en este continente al menos ya no era una posibilidad, pero hemos visto que no es así.
– Vuelve todo, ¿no? A través de esta historia que estamos contando te das cuenta de que se repiten los acontecimientos. Quién iba a pensar que íbamos a ver el fascismo subiendo otra vez, da todo un poco de miedo. Sin embargo, no es una historia sobre eso, sino de sus relaciones personales con un trasfondo bélico.
– Habrá quien diga: «Otra película sobre la Guerra Civil».
– La guerra es un trasfondo, pero es una historia de decisiones que van afectando a la relación entre Karmele y Txomin. Yo he hecho la película que me ha salido con una historia que me atrajo y con unos personajes muy interesantes. Al final, me he guiado por mi intuición y por el deseo de contar una historia nuestra.
– ¿Qué papel juega la cultura en, por ejemplo, la lucha contra el fascismo?
– El personaje de Txomin Letamendi es trompetista y había viajado por todo el mundo como músico y Karmele también había recibido una educación muy relacionada con la cultura en casa. Lo que pasa es que luego se complica la cosa y parece que tampoco sirve la cultura para cambiar nada, así que deciden tomar otras vías para luchar.
– ¿Usted cree en la cultura como arma de combate?
– Bueno, yo siempre he pensado que el cine es una herramienta que puede servir para cambiar la conciencia de la gente y hacer que piense diferente, pero desgraciadamente, no tiene el peso que tienen la industria armamentística o la educación. La cultura siempre está en un segundo rango y viendo la realidad, la cultura no resulta muy eficaz para cambiar las cosas.
– Se ha vuelto escéptico...
– Me estoy haciendo mayor y estoy viendo con escepticismo todo lo que está pasando. La política está cambiando mucho.
– ¿A qué lo atribuye?
– No lo sé. Yo hago cine porque me apasiona, pero a la vez, como espectador, cuando hay algo que me conmueve o me hace pensar es maravilloso. Yo también intento hacer eso, aunque sea durante dos horas.
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