Ganó el coreano que ama a los monstruos y a Chabrol
Así sucedió porque así tenía que pasar. Y pasó por unanimidad del jurado que había dado un par de extraños bandazos en la configuración del ... palmarés. El presidente del tribunal de la edición septuagésimo segunda del festival de Cannes, el Alejandro González Iñárritu de 'Babel' y 'Amores Perros', aclaró a todos los presentes en la ceremonia de clausura que él y sus ocho jueces, entre los que se encontraban el Pawlikowski de 'Ida' y 'Cold War', el Lanthimos de 'La favorita' y la Elle Fanning de 'Somewhere' de la Coppola, habían toma la decisión de premiar con la Palma de Oro 'Parasite' de Bong Joon –ho sin ningún voto en contra, con total y apasionada complicidad grupal.
No era para menos y muchos se lo agradeceremos casi eternamente puesto que esa historia casi macabra, absolutamente malvada, con el alma negra cual culo de Satanás, el humor bien untado en curare y la crítica social bruta cual zarpazo de bulldozer, es la obra de uno de los nuestros, de una de esas criaturas que serían manteadas en señal de admiración en el escenario del Principal durante la Semana de Terror. Porque Bong Joon-ho que reconoce su amor por el cine de Chabrol, Losey y Mankiewicz y ha trabajado con la inmortal Tilda Swinton, es el autor de tremendas películas de monstruos como 'The Host' y de extrañísimas maravillas como 'Mother' u 'Okja'. Puede que esta 'Parasite' se convierta en una de las palmas de oro más populares y taquilleras de la historia de Cannes porque esta demoledora historia de una familia hecha un asco social, física, emocional y vitalmente que invade, con una inteligencia aplastante, el hogar y la existencia de otra muchísimo más rica, guapa y estructurada que ellos, disfuncionales y desastrosos a morir es, con su perfecto guión y su dirección controlada a las mil maravillas, una extraordinaria pieza de cine para ver un sábado a la tarde. Con palomitas.
En este Cannes espectacular que ha hecho soberana ostentación de su poderío, hay un derrotado sin consuelo, Almodóvar. Él, que había preparado su 'Dolor y gloria' para recibir la Palma, se tuvo que conformar con que Antonio Banderas, que a su vez les había arrebatado el premio a la mejor interpretación masculina a los amigos de Tarantino, Leonardo y Brad, le ofreciera compartir su galardón.
Con el gran Stallone y el mastodóntico Michael Moore enseñoreándose del escenario pero siendo Viggo Mortensen el caballero, el gentleman, el políglota de la gala; el que recordó a la dama del cartel, a la divina (y tan humana) Agnès Varda, el jurado premió también ese 'Portrait de la jeune fille en feu' de Céline Sciamma que tiene algo, mucho, de relato que podrían haber firmado las hermanas Brönte. Y una película con toques de vudú pero mucha rabia dentro,'Atlantique', de Mati Diop, una francesa con las raíces, profundas, en Senegal.
Se olvidaron los jueces de 'La Gomera' de Porumboiu, un rumano bien amado en Tabakalera, el Zinemaldia y el festival Korner de cultura y fútbol. Sarcástica, estrambótica y sin igual, mezcla el silbo canario con la corrupción, la ópera, las películas de vaqueros y las de policías. Será aplaudida en más de una sesión golfa de cualquiera de nuestros valientes cineclubes. Por cierto, su directora de arte es Arantxa Etcheverria. Triunfaron en Cannes los de Iparralde pues Thomas Bidegain, de Mauleón, guionista de 'The Sisters Brothers', es uno de los firmantes de un pedazo de animación impresionante, 'La fameuse invasión des ours in Sicilie'. Se estrena en Bayona el 9 de octubre.
Se acabó Cannes. La película de los Dardenne, ligeramente asombroso premio a la mejor dirección, esa 'Le jeune Ahmed', está ya en las pantallas de Lapurdi y hay un cortometraje al que seguir la pista y no solo porque haya conseguido la Palma de Oro sino porque sus 9 minutos son tentadores: 'La distance entre le ciel et nous' del griego Vasilis Kekatos.
Se acabó. Pero todo continúa. El 14 de junio la XXXIII Muestra Internacional de Cine y Mujeres homenajeará a la dama del cartel. Sí , a ella, a Agnès Varda que antes de morir fue aclamada no solo en los Oscar. También en el Zinemaldia donde recibió el Premio Donostia. Una silla de directora, vacía, guardaba ayer en Cannes su recuerdo.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión