Cine

Crítica de 'Mamacruz': El deseo de la abuela

Sale airosa 'Mamacruz', entre su sencillez formal y argumental, y la entrega de su protagonista, Kiti Mánver. En la reciente Seminci de Valladolid le homenajearon con la Espiga de Honor y se estrenó esta película, de producción y luz andaluzas y realizadora venezolana, Patricia Ortega. Cuenta que decidió abordar esta película tras descubrir con sorpresa una fotografía de su madre desnuda: no sólo era una madre, también una mujer con sexualidad.

Maricruz, o Mamacruz como le llama su nieta, es una señora de misa diaria -colabora como costurera en la parroquia-, vida rutinaria y marido que ronca. Un abuelo (Pepe Quero) un tanto tópico: ronca de noche, de día en la siesta y no reacciona y hasta huye ante el cambio de Mamacruz, que de pronto vive un despertar sexual: le excitan hasta las figuras religiosas, busca porno en internet y se apunta a un taller de mujeres maduras que, entre risas (y hasta porros y borracheras), hablan de juguetes sexuales, masturbación y orgasmos.

'Mamacruz' es una película muy de y para mujeres (a los varones nos dejan al margen), que presenta un aspecto de la realidad desde un punto de vista bastante amable, basado en la propia sorpresa de la protagonista al descubrir una faceta suya que tenía oculta y que en parte rompe con su imagen de esposa y abuela beata.

Se escora un tanto la propuesta hacia lo sentimental (en la relación de Mamacruz con su hija ausente, en la compañera de taller que tiene cáncer) y, paralelamente, hacia la reivindicación del orgasmo. La Mánver consigue que todo armonice.