Cine
Crítica de 'Amanece en Samaná': Ya os vale con el jueguecito
Al principio, hay que reconocerlo, esta coproducción hispano-dominicana con cinco guionistas da miedo. Mucho. Un susto de muerte. Tiene todas las pintas de ser ... un '8 apellidos marroquís' pero sin Elena Irureta (que ya ha salido antes, en el trailer de '¿Quién es quién?'). O peor, la típica historieta de parejas ya entradas en los 40 largos que se pillan unas vacaciones allá por las Américas con pulserita de 'todo incluido'. Desenfreno sexual y desprecio primermundista a los habitantes del lugar, fijo. Pero como todo lo malo tiende a ser peor, lanzas otro respingo al intuir que, encima, los dos Luises, el Tosar y el Zahera, van a aprovechar la ocasión para demostrar que también dominan los registros interpretativos de la comedia. Resumiendo, te pasas desde las 19.45 horas hasta las 20.10 en un 'ay'.
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Dirección: Rafa Cortés.
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Guion: Cortés, Javier Canales Sepúlveda, Belén López Albert, Marta Sánchez, Emilio Tomé sobre la obra de Jordi Galcerán.
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Fotografía: Pau Esteve Birba.
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Música: Nacho Mastretta.
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Intérpretes: Luis Tosar, María Luisa Mayol, Luis Zahera, Bárbara Santa-Cruz, Charles Dance.
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Duración: 99 m.
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Cines: Príncipe, Niessen.
Pero entonces, vayan ustedes a saber por qué (quizás porque la banda sonora la firma un mago del sonido, Mastretta) esta comedia pánfila rodada en Cayo Levantado alza un poco el vuelo. Tampoco es que se eleve hacia las alturas ni a la velocidad de la luz y por supuesto ni quiere ni puede ni se le ocurre intentar parecerse a 'Casa en llamas'. Pero les juro que gana enjundia y peso cuando ni siquiera el espectador sabe cuál es la siguiente carta marcada que los cinco guionistas que han adaptado la pieza 'Cancún', del dramaturgo autor de la obra que originó el filme 'El método', se guardan en la manga, mezclando realidades paralelas, jugando con que el universo no es solo uno y unívoco sino múltiple y a veces estás en el equivocado, en el deseado, en el soñado o en ninguno de ellos.
No es exactamente que como película deje de petardear pero sí pasa a otra dimensión bastante más interesante. Y ahí el espectador, descolocado, se siente a gusto.
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