El cartero y la niña de sus ojos

Como suele ocurrir, Nils es bastante más convencional y acomodado como director que su padre. O eso se deduce de esta bonita, pulcra y mesuradamente emotiva 'El palacio ideal', un drama familiar que reconstruye la historia del hombre que levantó ese edificio que está en las guías de viajes del pequeño pueblo de Hauterives, situado en las colinas de Drôme, en el sureste de Francia. Una construcción alucinante y alucinógena que ideó y levantó piedra a piedra y en solitario el cartero Cheval a lo largo de 33 años.

Lo importante es lo que significa esa abigarrada construcción sin igual. Cheval es un viudo al que de alguna manera le arrebatan a su hijo, se vuelve a casar sin aparente convencimiento y tiene una hija a la que adora. Pero el bueno y callado de Cheval tiene dificultades para expresarse con los niños. Así que decide construir ese palacio para su hija. 'El palacio ideal' habla en realidad del tesón, la obcecación, las dificultades para expresar sentimientos en un medio rural y, cómo no, la posibilidad de convertir los sueños en realidad.

Tavernier cuida mucho la luz, y el preciosismo de imágenes que recuerdan a pinturas. Plasma dramas que dejan heridas, el cariño que crece bajo la coraza emocional, la dedicación de la vida a un objetivo por el que luchar. Y todo envuelto en amor por la naturaleza, el trabajo artesanal y la relación paternofilial.