Alerta SOS Cultura

«Tengo la sensación de que el mundo de la cultura agoniza. Si la precariedad ha sido siempre una de las señas de identidad del sector, la situación con la crisis del coronavirus ha hecho que se enciendan todas las alarmas. La preocupación es máxima, está claro que tenemos que buscar cauces para poner fin a tanta precariedad. No sé si la huelga es la mejor de las soluciones, pero desde luego comparto los motivos de fondo de la protesta. Muchos profesionales que malviven en condiciones normales ahora van a pasar directamente a no tener medios para sobrevivir. Algo habrá que hacer para que estos señores puedan poner al menos un plato de comida todos los días en su mesa».

«La huelga digital que el mundo de la cultura está protagonizando, aunque no consiga visibilidad, porque en este tiempo de cuarentena, donde todos estamos más o menos aislados y encerrados, una huelga digital (no hay otro modo) llega adonde llega. Pero sí puede servir para plantear, de nuevo, aunque sea adyacentemente, el gran problema: la cultura vive en una situación precaria. No se paga por el trabajo cultural como se debería, porque no se cree que sea trabajo; no se piensa que produzca riqueza (aunque sea moral o intelectual). Entre los miembros de la cultura también hay diferencias. Un poema, colgado en internet, no tiene el mismo valor, económico, que una canción, una película o una obra de teatro. De la precariedad a la desaparición hay un pequeño tramo».

«Bertso-saioek emandakotik bizi naiz nagusiki gaur egun, eta, alde horretatik, iritsi zitekeen unerik txarrenean iritsi da itxialdia niretzat: otsaila saio gutxiko hilabetea izan ohi da, baina martxo erditik ekainera arteko agenda bete xamarra neukan. Hala ere, etorkizunak kezkatzen nau batez ere, birusa bizi den inguru berean bizi gara gu ere: jendea elkartzen den lekuetan, aurrez aurreko harreman horretan. Kontziente naiz pribilegiatua naizela. Pribilegiatua, inguruan babesa daukadalako eta pribilegiatua, bertso mugimenduak asmatuko duelako, herriz herriko antolaketatik etorkizunari aurre egiten. Dena den, kezkatua nago gure politikak Madrilen eta Parisen erabakitzen direlako, eta bertsolariok, kolektibo bakar bat osatu arren, egoera ezberdina izango dugulako gure nortasun agiriak jasotzen duen Bidasoaren aldearen arabera. Eta sortzaileon egoeratik harago, euskal kultura osotasunean landuko duen ikuspegi baten falta sumatzen dut. Gure krisia ez du birus batek eragin, aspalditik datozen gabezia batzuk azaleratu dizkigu aurtengo udaberriak. Hau ez da greba deialdi bat bakarrik: gabezia horien ondorio bat da, baina baita etorkizuna elkarrekin eraikitzeko aukera bat er».

«La cultura ha vivido siempre en la precariedad y supongo que le corresponde vivir así, más allá de algunos afortunados. Y desde el inicio del estado de alarma la situación se ha vuelto desesperada para muchos. Fuimos los primeros en parar y seremos los últimos en volver. No se trata sólo de algunos nombres conocidos del show-business; tras cada concierto, cada película, cada libro, hay mucha gente trabajando detrás para que sea posible. La cultura es lo que nos hace humanos y debe ser tenida en cuenta de otra manera por parte de la administración pública».

«La iniciativa es una necesaria invitación a la reconsideración de la creación y la cultura en nuestras vidas como bien imprescindible en una sociedad saludable, comprometida, crítica y solidaria. La 'pandemia virtual' a la que nos ha abonado el confinamiento no puede ignorar las precarias condiciones y la fragilidad laboral de muchos de los trabajadores implicados en la creación de esos contenidos que, las más de las veces, llegan a nosotros sin remuneración alguna para los artistas. No digo de manera 'gratuita' puesto que las operadoras sí que facturan sus servicios, haciéndose, precisamente estos días, 'la brecha digital' más patente que nunca. Como sociedad no nos podemos permitir la devastación del activismo cultural y su, ya más que precario, 'tejido'. En este futuro incierto y amenazador (especialmente para las 'artes presenciales'), la respuesta política y coordinada de las distintas administraciones es más necesaria que nunca; también lo es la interlocución, con un sector tan diverso y atomizado como el nuestro, articulada en una mesa colectiva que permita dar voz y representación unitaria a las muchas disciplinas que involucra la creación artística».

«Apoyo todas las iniciativas que han surgido, surgen y surgirán que ayuden a visibilizar un sector ya precario antes de este cataclismo y que desgraciadamente saldrá muy maltrecho de esta crisis. Todo el apoyo de las administraciones locales, autonómicas, estatales y europeas será poco para restañar las heridas. No solo necesitaremos apoyo económico sino espacios de colaboración con todos los interlocutores políticos donde aparezcan propuestas imaginativas y arriesgadas que permitan vislumbrar un horizonte en el que toda la cadena de valor, actores, técnicos, compañías, teatros, etc... sean tenidos en cuenta. No bastará con medidas de emergencia para esta etapa hasta que se reanude la actividad, sino que el aterrizaje requerirá apoyo a estructuras, una verdadera política cultural, inversiones en campañas que incentiven a un público que durante meses se habrá acostumbrado a consumos digitales inmediatos gratuitos. Además el público tendrá pánico a lo escénico como posible espacio de contagio. Necesitaremos también la sensibilidad de toda la sociedad que quiera venir al teatro a emocionarse, a reír, a soñar, a reflexionar... Una vez que hayamos curado nuestra salud necesitaremos alimentar nuestros espíritus. Necesitaremos soñar juntos otros mundos mejores y posibles. Seguiremos hasta el límite de nuestras fuerzas contando historias y buscando a quién contárselas. Confiamos salir de esta un poco más humanos, más resilientes, con la fortaleza que da el haber aprendido de nuestra vulnerabilidad».

«Estamos en los apagones y estamos en las huelgas porque demasiadas veces la cultura se desarrollaba ya a media luz o con muchos de sus profesionales sin siquiera media nómina que llevarse a la cuenta corriente y vulgar. Cuando la sanidad a algunos les parecía un lujo que podían recortar e incluso privatizar se consumó un disparate que ahora ha agravado las consecuencias de una cruel pandemia. Quizá estemos a tiempo de una reflexión oportuna: junto con la sanidad, la educación y la cultura son los cimientos de una sociedad que no se deje engatusar con cantos de sirena, que no confunda bienestar con progreso. Nuestra sociedad está sufriendo, como los viaductos a estrenar, una prueba de carga que va a a ser larga y onerosa. Necesitaremos mucha fuerza en lo individual y mucha solidaridad y conciencia en lo social y no se me ocurre mejor vigorizante a tomar tres veces al día que una buena dosis de producto cultural: un buen libro, una buena música, una buena exposición o conferencia, una función teatral o de danza. Esos espacios de abstracción mental, esos lenguajes universales donde la palabra, si la hay, trasciende más allá de su significado más esencial. Entendemos, porque no vivimos en ninguna torre de marfil, que hoy son muchos los muertos y escasas las mascarillas. Pero queremos proclamar que esta sociedad va a necesitar de la cultura tanto como el aire que hoy respira».

«Itxialdiarekin sortu den kultura (gehienetan ikus-entzunezkoa) konpultsiboki kontsumitzeko joera ez zait iruditzen berez oso positiboa denik, baina bi eguneko isilaldi hau modu sinbolikoan ikusten dut, kulturgintzako prekarietateak jota bizi direnekin elkartasunez. Horien artean, bereziki, Jarduera Ekonomikoen Zergan 861 epigrafean eta antzekoetan ordaintzen dutenekin, horiek izaten baitira kulturgintzako hanka ahulenetako bat. Soldatapeko langilea naiz egun, eta beraz, ezin naiz hain parez pare jarri, baina bai aldamenean. Jende asko ibili da urtetan kulturgintzan duintasunaren langaren azpitik lanean, eta egoera orain are okerragotuko dela ematen du. Bitartean, gainontzeko kolegok txistu-joka ibiltzea luxu bat iruditzen zitzaidan».

«Ante esta situación extraordinaria, lo que siento es, sobre todo, preocupación e incertidumbre. Se han suspendido todas las actuaciones, en muchos casos sin previsión de recuperarlas y sin la certeza de cuando volveremos a la actividad cultural. Nos damos cuenta que no podemos estar sin lectura, cine, danza, musica… y sinceramente a veces siento que somos invisibles. Constantemente escuchamos la importancia de ayudar a otros sectores como la industria, el turismo… (que por supuesto que necesitan ayuda), por contra parece que la cultura tiene que ser gratis… Creo que deberíamos reflexionar sobre lo que hacemos, cómo lo hacemos, cómo nos consideran y qué papel juega la cultura en la sociedad. Necesitamos ayudas, que la Administración haga una apuesta firme por nuestra cultura, que es de todos y para todos».

«Hartu litezke hainbat neurri, baina ezer baino lehen, laguntza horiek ke ez izateko, ezinbestekoa da gure sektorearen lan egiteko eraren ezagutza izatea, eta, egun hauetan zoritxarrez, zein urruti gauden horretatik ikusi dugu. Badago, ordea, momentu honetan Arte Bizien Sektore osoaren mahai bat, RESET delakoa, horretan lanean, gobernuarekin bileretan eta gure beharrak mahai gainean jartzen.Kontutan hartuak izango garela sinetsi nahi dut. Eta sinetsi nahi dut ere, gizartea bera ere konturatuko dela behingoagatik kulturaren bizi balioaz eta beharraz. Lehen mailako behartzat dute gugandik horren urruti ez dauden beste lurralde batzuetan. Guk ere laster trataera bera emango diogula sinetsi nahi dut, ostantzean, orain hartuko diren neurriak, berriro ere erabili eta botatzeak izango dira».

«La cultura vasca está enfadada. Normal, yo también lo estoy; aunque más que enfadado siempre me he sentido decepcionado por el trato marginal que recibe. Nunca se nos ha tomado verdaderamente en serio, y es normal el cabreo. Desde mi propia experiencia, y desde lo que veo a mi alrededor, la palabra principal que me viene a la mente para calificar el estado de la cultura vasca es 'precariedad' Es lamentable que para desarrollar cualquier proyecto cultural nos veamos enfrentados, casi siempre, a un camino agónico. Lo que tengo muy claro es que los que formamos parte de esta aventura, de esta forma de vida, es porque hemos nacido con la vocación de construir este país. Tal vez sea eso lo que no hemos sabido trasmitir debidamente; eso, y la importancia vital de la cultura para mejorar nuestra sociedad y el mundo.Me sorprende mucho que, en estos tiempos de cese de conflicto violento, no hayamos sentido la necesidad de emprender una verdadera revolución cultural en el País Vasco, que sirva para crear puentes entre diferentes. La cultura es el mejor camino hacia la concordia, tan necesaria para avanzar juntos en una sociedad que tenemos que construir sobre valores. La cultura no es de nadie, es de todos».

«Greba digitala… Bi egun geldirik, ixilik… Askorentzat ez da erraza izango ulertzea zer arraio ote den greba digital hori. Akaso hainbeste proposamen kultural, ez al dituzue eskaintzen nahi duzuelako?, esango digute… Eta agian arrazoi dute. Nahi dugulako egiten dugu, bai. Eta egiten duguna maite dugulako. Eta gainera bi egun hauek pasa ondoren, honek berriro horrela izaten jarraituko du. Kultur eragileok lehenengo momentutik argi izan dugulako zein izan behar zen gure ekarpena egoera larri honetan. Beraz, ez kezkatu. Hortxe egongo gara berriro dena ematen, gure kultura inoiz baino gehiago ikustarazteko, entzunarazteko… Baina orain, behingoagatik, isildu egingo gara. Hain okupatuta egon garenez egiten ari garen zaratarekin agian ezin dugu entzun esaten digutena… Entzun, arren! Esaten digutena, EZ dugulako batere ulertzen … Gora Kultikultorak!!!!».

«La huelga que se propone es una manera simbólica de concienciar a la gente sobre la importancia del consumo de cultura; de que detrás de esa serie, ese concierto que ves, hay muchísimo trabajo y muchísimas personas y que en este momento hemos quedado totalmente desamparados. Yo canté por última vez en el Festival Musika-Música de Bilbao el primer fin de semana de marzo y ahora mismo no sé si podré volver a cantar sobre un escenario antes de... ¿septiembre? ¿Octubre? ¿Final de año? Nosotros, si no actuamos no cobramos, de modo que... ¡echen cuentas! Aunque también me gustaría mencionar que en tiempos difíciles sale a veces lo mejor de nosotros y los artistas líricos de España, nos hemos unido por primera vez y hemos creado un sindicato de artistas líricos (ALE), que durante estos días de confinamiento está intentando luchar por nuestro derechos laborales y sobre todo por unas medidas económicas que ayuden a paliar la situación que nos va a tocar vivir todavía cuando gran parte de la sociedad ya esté sumergida en su 'normalidad' laboral. También es importante que el conjunto de la sociedad valore la cultura como un bien de necesidad para que (fuera de los días excepcionales de confinamiento) realmente crea que merece la pena pagar por cultura».