Las barras se mueven: la ola de aperturas que llega
La Agenda Portátil ·
Del nuevo 'Gronx' en La Zurriola a los regresos del Barandiaran o el Illarra, el sector se anima: recorrido por novedades en el mapa hostelero... y lamento por el cierre del TanitSer un Tribulete periférico supone estas cosas: la guerra en Ucrania nos espanta pero a uno le toca contar el día a día cercano. Mientras cambia La Historia siguen nuestras historias. Y como la pandemia, esa otra guerra, da señales de remitir (ojalá esta vez sea verdad) una ola de aperturas sacude la hostelería.
Esta semana Donostia volvió a ser capital de la gastronomía (algunos pensamos que siempre lo es) con la gala de la Guía Repsol, que reunió a los grandes cocineros del país. Al sector le gusta venir a San Sebastián y las instituciones locales quieren que la gala se quede, aunque las otras capitales vascas (y otras que no son vascas) pujan por acogerla. Ya saben las novedades de Gipuzkoa, con esos dos soles para el Katxiña de Orio, el sol que recupera el Narru y el que obtiene el Ama de Tolosa, además del 'sostenible' para la innovadora Kofradia del muelle.
Decían quienes se congregaron en la gala del Victoria Eugenia que la baja del virus apunta una recuperación del sector. También en Gipuzkoa, según cuentan las 'gargantas profundas'. Seguro que me dejo muchas, pero aquí van algunas aperturas de bares y restaurantes.
En Donostia, a la Zurriola, frente al Kursaal, llegará en mayo el Gronx (sí, juego de palabras entre Gros y Bronx) en el local que ocupaba la agencia inmobiliaria Engels and Volkers. La gente que lleva los locales 19/90 en lugares como Tolosa, Arrasate y Ordizia prepara este local de pintxos, copas y restaurante 'informal', de dos plantas, que quiere sumarse a la agitación de Gros. Enfrente tendrá pronto, en los 'cubos', al sucesor del Ni Neu, el nuevo proyecto de Andoni Luis Aduriz y el grupo Ixo.
También abre pronto el nuevo Barandiaran, en el Boulevard, gestionado por el exitoso equipo del Antonio Bar. Ultiman obra y equipo, y pronto habrá noticias. Como del Illarra, en Ibaeta, ahora en manos de Kote García Galindo, que quiere convertir ese estupendo local en destino obligado. El Vaskito de Errotaburu también abre el Marinela en el muelle en breve.
Los chicos del Ama preparan, quizás para después del verano, su traslado a Berazubi, también en Tolosa. Han dejado el hotel Zenit de Morlans, donde gestionaban el Enea, que pasa ahora a manos de Ismael Iglesias, que continúa con su Rita en Atotxa. (En el otro Zenit de la ciudad, el de San Martín, se encuentra Sukaldean, convertido en uno de los mejores fenómenos recientes de la hostelería, de la mano de Aitor Santamaria y su aita, el experimentado Jesús Santamaría, que aquí está solo de 'becario', como bromean los dos).
Sí, hay movimiento: el Bagazo abrió en el antiguo Zazpi, en el centro, con su moderna propuesta de cócteles y pintxos (la gente del Zazpi lleva el bar-restaurante del museo de San Telmo); el Aitana, en la calle Easo, está ya asentado, con su aire tan distinto, como el Humo de Gros y sus pizzas en auténtico horno italiano (confieso que aún no lo conocía y el otro día lo disfruté). Hasta Garbera sorprende con la llegada de Bruno Oteiza y su 'Gatxupa', que se suma a sorpresas como el Terracity de los Ubarrechena.
Dos 'tres estrellas' acaban de iniciar temporada (Akelarre, con el hotel lleno, y Martín Berasategui, feliz tras su histórica comida con Robert de Niro), el Kokotxa de Dani López también y en días arranca El Mirador de Ulía. Arzak y Zuberoa siguen como referentes y el Amelia de Paulo Airaudo, recién biestrellado por la Michelin, recibía esta semana visita y elogios de Dabiz Muñoz.
Y otros, lamentablemente, cierran. El Tanit de Amara, un clásico de nuestra 'movida', pionero de nuestros pubs, anuncia que echa la persiana tras 45 años por problemas de licencias. Qué pena. En marzo aún sigue. Habrá fiesta de 'agur'.
En voz baja
El clásico Erentxun, el 'debutante' Jon Sistiaga
Sí: frente a la guerra, militancia por la vida. El Carnaval deja ganas de normalidad (por ejemplo, en la foto sobre estas líneas, con ese 'Gordo y Flaco' de Tolosa, los geniales Patxi Mendizabal y Antxon Elósegui) y otros aprovechamos para llenar locales donde el arte reconcilia con lo mejor del ser humano.
Aplaudimos en el Victoria Eugenia 'Mi hijo solo camina un poco más lento', el último montaje de Tanttaka, donde Fernando Bernués da otra muestra de su talento escénico con un elenco en estado de gracia (el autor, el croata Ivor Martinic, asistió a la función).
En el Kursaal Mikel Erentxun y sus amigos nos regalaron el domingo una explosión de vitalidad que fue una especie de catarsis, una celebración de sus 35+2 años en la música en una conexión especial con el público: los donostiarras, tan discretos, acabaron bailando de pie. Erentxun tiene ya aire de clásico (Juan Luis Etxeberria dixit). El jueves lo corroboramos en sesión íntima en Tabakalera, en la muestra de Get In que se clausura mañana y ha sido otro éxito de público.
Frente a la guerra, talento. El periodista irunés Jon Sistiaga (que tanto sabe de guerras) debuta en la novela con 'Purgatorio', una «historia de arrepentimiento y perdón sobre las heridas del terrorismo en Euskadi». Sale a la venta el día 17. Habrá noticias.