El abrazo de Iñaki y Aimar, la mano de Leire, la 'sequía' de la Michelin
La Agenda Portátil ·
Gabilondo y Bretos, el hallazgo de Irulegi que es un cruce de Spielberg y Barandiaran y una Guía sin buenas noticiasQuedamos a las once de la mañana en el hotel Londres, su 'casa' cuando viene a Donostia. A esa hora Iñaki Gabilondo ya había paseado, ... hecho compras y leído todos los periódicos: tantos años levantándose a a las cuatro de la mañana dejan huella. En el taxi que nos llevaba rumbo a la nueva redacción de DV atendió un par de llamadas de amigos. Que si Víctor Manuel, que si Ana Belén, que si vamos toda la cuadrilla juntos a los últimos conciertos del amigo Serrat. Y aún me contó par de secretos del foro: Gabilondo es un tipo serio pero también se interesa por los cotilleos.
Ha cumplido 80 años y sigue su 'agur' a las obligaciones profesionales. Le invitamos al periódico, hizo una portada y dio una entrevista que publicamos ayer con sus 'confesiones'. Entrevistar a Gabilondo es uno de los mayores placeres para un periodista: aparte del fuste de lo que dice lo expresa en frases redondas que pueden escribirse sin necesidad de edición.
«Me hacéis demasiado caso». «yo estoy muy visto», «dejad que hablen otros», repetía mientras recorría el nuevo DV en Miramon. Sigue curioso ante todo lo que le rodea, pero quiere hacer menos ruido. «Estoy aburrido de mí mismo», insiste. Pero somos los demás los que no nos aburrimos y le reclamamos para que hable, porque siempre dice cosas: sobre el oficio, sobre la vida, sobre el periodismo.
Gabilondo venia esta vez a Donostia para un abrazo simbólico: daba en el Kursaal el premio que lleva su nombre, en la gala de Radio San Sebastián, a Aimar Bretos, el director de Hora 25. Los dos son periodistas donostiarras, uno fue buque insignia de la Ser y el otro lleva camino de serlo, son discretos, conectan directamente con la gente y desprenden buen rollo. (En esa gala hubo muchos premiados que admiro, de Hilario Arbelaitz a Get In pasando por el Orfeón, Javier Elzo o San Telmo, entre otros).
Ser Tribulete tiene estas cosas: terminas con Gabilondo la semana que empezó con la 'mano de Irulegi', un descubrimiento de hace 2.100 años. Curiosamente el periodista me explicó que está leyendo en las memorias de Tácito qué ocurría en la Roma del año 69 antes de Cristo, exactamente el mismo tiempo en que se supone que se escribieron los símbolos de Irulegi. Cuando los griegos y los romanos ya habían asentado las bases del pensamiento occidental aquí estábamos con esa 'mano'. Pero sa es otra película.
Resulta fascinante la aparición de ese bronce, una mano tan moderna que parece realizada por un estudio contemporáneo de diseño. Así han surgido ya tantos memes y productos basados en la pieza en cuestión. Juantxo Agirre, secretario de Aranzadi y uno de los 'cerebros' que ha coordinado la operación, me contó una investigación que parece un cruce entre Indiana Jones y Jose Miguel Barandiaran, realizada por un grupo de investigadores mayoritariamente guipuzcoano y «con una perfecta custodia», lo que garantiza la autenticidad del proceso y evita los sustos de otros hallazgos que nos sumieron en un melancólico escepticismo. El gran testimonio de la semana es el de Leire Malkorra, la joven arquitecta de Tolosa que encontró la piedra en cuestión. Hay una película ahí. O un Hora 25... de hace 2.000 años.
EN VOZ BAJA
Lluvia de estrellas... pero no aquí
El martes se celebra en Toledo la gala Michelin, en la que se presentan las nuevas estrellas. Dice la rumorología previa que habrá lluvia de estrellas en España, con uno o dos nuevos 'triestrellados' y algún 'biestrellado' más. También habrá, según las quinielas, bastantes distinguidos con primera estrella. Pero los 'michelinólogos' aventuran que ese chaparrón no pasará por Gipuzkoa. Ojalá se equivoquen. Porque ya sabemos que habrá pérdidas: los cierres de Zuberoa (el 30 de diciembre es su último servicio) y del Eme Be Garrote privan a la gastronomía guipuzcoana de dos estrellas. Y ojo si no hay alguna caída más. No nos quedemos con los peores augurios: también se dice que chefs con base en Gipuzkoa recibirán reconocimientos por negocios en otros territorios.
El polen de María
María Oruña es gallega, fue abogada hasta que cambió las leyes por las novelas y vende muchos libros. Habla como un torrente y contó deliciosas historias sobre la literatura y su mundo el miércoles: me tocó entrevistarla en Tomasene, en Altza, en el marco de Literaktum, el gran festival de las letras. ¿Un secreto? Los meses que se dedica a escribir toma una cucharada de polen cada mañana. «Me hacer sentir muy lista», dice. Las charlas con autores sirven también de dieta de autoayuda. Gracias, Oruña.
mezquiaga@diariovasco.com
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