Sonrisas y abanicos desde primera hora

Los abanicos, el agua y la sombra fueron ayer aliados indispensables de las cantineras del Alarde público. Al final, la ilusión y las ganas por desfilar pudieron con «un calor difícil de soportar».

Naiara Pardo Wöppelmann tuvo el honor de ser la primera cantinera de Meaka, compañía que desfiló ayer por primera vez en el Alarde público. Aseguró estar «muy nerviosa» cuando la compañía fue a buscarla, aunque añadió que «todas somos nuevas y nos hemos ayudado».

Nagore Lei Lizarraga Odriozola (Anaka) también se estrenó ayer en el Alarde público: «Hasta ahora he salido en Jaizkibel, pero es un honor para mí desfilar en la compañía de mi barrio».

La que confesó no sentirse especialmente nerviosa fue Iraia del Río Borges (Lapitze), que disfrutó de la Arrancada junto con su aita y su hermana. Ainhoa Pavesi Terrazas (Danborrada) también vivió con emoción el inicio del Alarde, puesto que se puso a llorar al ver a su tío.

Para Lizar Montagut Mendizabal (Olaberria) la Arrancada fue «preciosa, uno de mis momentos favoritos del día», al igual que para Leire Mitxelena Aduriz (Santiago), quien destacó que «cada año es más emotivo y hay más gente apoyándonos».

La entrada a la plaza San Juan fue otro de los momentos más esperados. Erika Merquelanz Castellanos (Ama Xantalen) estaba tan nerviosa que ni se fijó en la presencia de los hacheros, mientras que Paula Moreno Collado (San Miguel) esperaba con «ilusión» la entrada de la general Maite Vergara, puesto que fue su último año en el cargo.

Leire Goenaga Martínez (Zalditeria) apuntó haberse emocionado al llegar a la plaza y ver a sus compañeras «sonriendo», como June Ugarte Isasa (Bidasoa), que recogió la bandera de la ciudad junto con su compañía.

Por su parte, Eva Pérez Rivas (Landetxa) manifestó haber ido «muy bien» durante la mañana y sentirse «emocionada» en todo los tramos, al igual que Asier Gómez Bon (Artillería), quien quiso destacar el apoyo del público «no solo a mí, sino a todas».

Por último, Erika Martín Rivas recordó con cariño el momento en la iglesia, donde pudo coger los platillos y tocar una parte del joló.

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