Tragedia en Irun
«¡Qué miedo, nunca nos hubiéramos imaginado que podía pasar algo así!»Vecinos de la zona donde se produjeron los hechos se llevaban las manos a la cabeza tras conocer lo sucedido entre dos hombres «que compartían negocios»
«¿Qué ha pasado?», se preguntaban los vecinos que, como a diario, realizaban su paseo por el barrio de Olaberria de Irun, lugar en el ... que dos hombres, Josu Recalde e Ignacio Ábrego, de 53 y 47 años de edad respectivamente, fallecieron por sendos disparos de una escopeta de caza. El suceso tuvo lugar en una zona rural perteneciente al barrio de Olaberria, muy próxima a los conocidos restaurantes Ana Mari y Trinkete Borda, donde los dos hombres compartían negocios y contaban con caseríos familiares.
El lugar, al que se accede por la carretera GI-3452, cuenta con varios caminos que dan acceso a diferentes fincas, y se trata de una zona habitual de paseo para muchos vecinos y amantes de la naturaleza debido a su bonito paisaje. Por una de sus pistas se llega a la sidrería Ola.
Pese a hacer buen tiempo, pocas fueron las personas que a lo largo del día pasaron por esa zona, aunque las que lo hicieron no daban crédito a lo sucedido. «Qué miedo, nunca nos hubiéramos imaginado que algo así podía pasar», comentaba la propietaria de una parcela muy próxima a los caseríos Aranburu (familia Recalde) y Zamora (familia Ábrego). «Me ha pillado por sorpresa. Venía a hacer unas cosas y no me han dejado acceder», añadía sorprendida por el amplio despliegue de medios y la presencia tanto de la Policía Municipal de Irun como de la Ertzaintza, encargada de llevar la investigación del caso. Misma reacción mostraban dos hombres de nacionalidad rumana. «Tenemos uno de los coches en el taller y veníamos a por él, pero parece que no va a ser posible recogerlo hoy», expresaban antes de darse la vuelta.
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Un vehículo de la policía autonómica vasca cortaba el acceso al camino donde Josu e Ignacio, al parecer, eran dueños de los antiguos pabellones Montero, donde ahora habría un negocio de reparación de vehículos y otro dedicado al cuidado de perros de caza. También eran socios de un parking de caravanas en la misma zona. «Veníamos a dejar nuestra caravana como hemos hecho en otras ocasiones. Es una zona tranquila y muy segura que nos gusta mucho, pero cuando hemos llegado nos hemos encontrado con todo esto», relataba un matrimonio. «Al subir la cuesta -que estaba cortada por la Ertzain-tza- hay una casa que no sé si es caserío o qué, porque solíamos ver bastantes motos, coches y algún que otro camión», añadía la mujer.
«Los dos eran conocidos»
Poca información se conocía durante la mañana, aunque a medida que pasaban las horas algunos testigos aportaban varios datos sobre las víctimas. «Sé que tenían negocios. Aquí eran conocidos, pero no hacían mucha vida», declaraba el dueño del bar Danok Anai, uno de los más frecuentados del barrio. «Aunque es verdad que se les veía subir y bajar constantemente».
Por su parte, José Antonio Santano, alcalde de Irun, se personó en el lugar de los hechos sobre la una del mediodía. Permaneció cerca de media hora y, en declaraciones a los medios, calificó de «terrible» lo sucedido entre estos dos vecinos que habían aparecido muertos «con aparentes signos de violencia. Estamos a la espera de la investigación de la Policía, pero mientras tanto solo tengo palabras y pensamientos para estas dos familias destrozadas a las que les doy todo mi ánimo y les envío un fortísimo abrazo en nombre de toda la ciudad», declaró.
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