Irun

La actividad de chatarrería en la vía pública sigue presente en la trasera de la calle Auzolan

La actividad de desguace de voluminosos que se llevaba a cabo en la parte trasera de la calle Auzolan, entre los pabellones del polígono de Arretxe y las vías del Topo, fue denunciada por vecinos de las inmediaciones hace algo más de dos años.

A mediados de enero de 2023 hubo una actuación en la que participaron Ertzaintza y Policía Local para frenar la actividad de chatarrería que se estaba produciendo sin ningún tipo de control laboral, administrativo o medioambiental, en plena calle y junto a una regata. Servicios de Txingudi acudió cuando los agentes obligaron a moverse a las personas que realizaban esas tareas y a que se llevaran sus vehículos. Los propios vecinos advirtieron que no habían salido aún los operarios de limpieza (sí los agentes) cuando las primeras furgonetas volvieron a aparecer por allí. El control y vigilancia de los días posteriores impidió que se retomara la actividad de inmediato, pero aseguran desde las casas vecinas que fue, efectivamente, «cosa de unos pocos días. Enseguida volvieron otra vez».

Progresivamente, el volumen de la actividad ha ido en aumento y el vecindario señala que vuelve a ser «insostenible». En estos momentos, la actividad de desguace no se realiza en la propia vía pública, en la calzada o en el césped anexo, como ocurría hace dos años, sino en einterior de vehículos. «Hay unas furgonetas que están allí fijas y otras furgontetas y camiones que van y vienen trayendo los electrodomésticos y el resto de cosas. Las pasan de un vehículo a otro y las desguazan dentro, pero el ruido es una barbaridad y sigue sin haber ningún control de nada», denuncian los vecinos.

Cuando hace dos años el vecindario hizo pública su denuncia esgrimía varios argumentos más allá de las molestias que generaba la propia actividad y en esta ocasión, mantienen la misma línea. «Ya no se trata sólo de los ruidos y el estado en el que está toda esa zona, que da pena verla, aunque hay que reconocer que ahora no tiene tan mal aspecto como hace dos años, que era como un vertedero», explica un portavoz vecinal. «Es difícil entender que mientras a las empresas se les pide que cumplan con un montón de normativa de seguridad, de control, de medio ambiente, que garanticen unas condiciones laborales, de higiene, de cumplimiento de la normativa, esto esté pasando a la vista de todo el mundo, desguazando residuos que en algunos casos pueden contener materiales altamente contaminantes incluso tóxicos, utilizando herramientas pesadas sin ningún tipo de control ni seguridad. Cae cualquier cosa en cualquier momento a la regata. Y parece que nada de esto le importe a la misma administración que sí está dispuesta a multar los incumplimientos de las empresas. Es muy difícil de entender», asegura.

El vecindario está sorprendido porque mientras a un lado se desarrolla una promoción residencial moderna y el Ayuntamiento anuncia un proyecto de regeneración urbana en el último tramo de la avenida Elizatxo, al otro, «se está permitiendo una situación que es impropia en una ciudad moderna. Y no es algo que les pueda pillar desprevenidos porque el propio Ayuntamiento mandó a los municipales y a Servicios de Txingudi hace dos años», recuerda el representante vecinal.