Hondarribia
«Todos somos necesarios para garantizar un futuro prometedor al Alarde»Abotsanitz anuncia que «seguiremos trabajando por mantener viva la tradición y en favor de un Alarde que proteja los derechos y oportunidades de toda la ciudadanía»
«El Alarde nos une. El Alarde es familia; amistad, recuerdo, barrio, patrimonio, tradición, celebración, igualdad, cohesión. El Alarde es pueblo. Por eso, pensando en su organización, creemos que el Ayuntamiento y todos los demás agentes del Alarde deben unirse. Todos somos necesarios para garantizar un futuro prometedor al Alarde».
Es parte de la reflexión que ha hecho pública Abotsanitz, «antes de lo habitual, aprovechando que aún tenemos tiempo para hablar con sensatez y sosiego. La experiencia de los dos últimos años en el gobierno municipal nos ha ayudado a conocer mejor la evolución del Alarde, así como profundizar en las reivindicaciones y vivencias que lo rodean».
El partido gobernante, en coalición con EH Bildu, recuerda que «en nuestro pueblo, durante las últimas décadas ha predominado el interés privado sobre el interés general. Las conveniencias urbanísticas y económicas han alterado sensiblemente el carácter y el diseño de la ciudad. Los oficios que moldeaban nuestra personalidad han ido desapareciendo y el notable aumento de la población ha roto el vínculo generacional. Se han enfriado las relaciones de calle y en los sitios donde éramos vecinas y vecinos, somos ahora personas 'extrañas', como si hubiéramos dejado de ser parte de algo mayor».
Fortalecer relaciones
En este contexto, «si queremos un pueblo vivo, es imprescindible fortalecer y ampliar las relaciones entre las diferentes generaciones y entre los diferentes barrios. En solitario vamos más rápido, pero juntas y juntos llegaremos más lejos».
En el caso del Alarde, «ante esa pérdida de identidad no hemos acertado. En lugar de fortalecer la comunidad encauzando la participación de las mujeres, durante largos años hemos respondido con la fragmentación. Pero el desasosiego no ha desaparecido: la división no es el camino. La tradición es inseparable de la cohesión, como la cohesión lo es de la memoria colectiva. El Alarde, patrimonio que defendemos, es decisivo a la hora de unir estos tres conceptos».
En todo caso, Abotsanitz considera que «defender la cultura y la tradición no está reñido con su adaptación a los tiempos. Los cambios se convierten en tradición con el paso del tiempo. Si el Alarde ha pervivido a través de los siglos no ha sido por una visión estricta, sino porque ha sabido responder a situaciones y necesidades diversas».
Entiende Abotsanitz que «el Alarde no es una forma de pensar; es un rito que refleja la sociedad de una época. En este sentido, la participación de la mujer enriquece el Alarde. Como sociedad, sería la señal de que hemos avanzado».
Respecto al año pasado, «lo acontecido en Gernikako Arbola provocó malestar y tristeza en la ciudadanía y en la tropa. Pero ese lugar podría simbolizar, visto desde el amor, un punto de encuentro para la esperanza, la liberación y la convivencia. Es el momento de la valentía y la generosidad».
Hondarribia es «un pueblo fuerte y orgulloso que por encima de todo quiere vivir. Y la clave de esa fuerza, el mayor patrimonio del pueblo somos las personas; mujeres y hombres, cada compañía, cada soldado, todas y todos somos importantes para hacer el camino sin temor».
Abotsanitz señala que «seguiremos trabajando por mantener viva la tradición y en favor de un Alarde popular que proteja los derechos y oportunidades de toda la ciudadanía».