El gran ambiente y el frío marcaron la jornada final del XXX Torneo San Antón

La velada se abrió con la final del I Torneo Femenino del Cuatro y Medio. Miriam Arrillaga y Madalen Etxegarai saltaron a la cancha animadas por el deseo de convertirse en las primeras mujeres en incorporar su nombre al palmarés de ganadoras del Torneo San Antón. El choque estuvo marcado por la mayor pegada de Arrillaga. Etxegarai mostró una gran tenacidad tratando de resistir los embates de su rival pero, al final, Arrillaga se hizo con la victoria por 22-12.

Los siguientes protagonistas de la jornada final del Torneo San Antón fueron los pelotaris de la categoría promesas. Amiano y Loza saltaron a la cancha avalados por la victoria que cosecharon en el Torneo DV en diciembre lo que, en principio, los convertía en serios aspirantes al título. Zubizarreta y Beloki, sin embargo, no estaban dispuestos a facilitarles la labor y la primera mitad del partido estuvo marcada por la igualdad. Las diferencias eran mínimas y era difícil determinar hacia qué lado se decantaría el choque. La situación varió de manera sustancial cuando se atravesó el ecuador del partido. Amiano y Loza se convirtieron en una apisonadora y los tantos fueran cayendo de su lado hasta el 22-12 que campeaba en el luminoso al final del choque.

La final sénior puso en liza a Murua y Apezetxea, con el gerriko rojo, y a Elola y Lizeaga, con el azul. Murua y Apezetxea entraron mejor en el partido y, poco a poco, abrieron brecha en el marcador. Cuando el luminoso señalaba 10-6 favorable a la pareja colorada se produjo el incidente que determinaría el desenlace del choque, aunque no como el público que poblaba las gradas preveía.

Elola sufrió un fuerte esguince en el tobillo de la pierna derecha que le obligó a parar. Tras unos minutos de recuperación, retornó a la cancha cojeando de manera ostensible. Con más de medio partido por delante, sus opciones de darle la vuelta al tanteador habían quedado reducidas a la mínima expresión. La ventaja de Murua y Apezetxea era evidente. Elola estaba muy mermado y todo apuntaba a que Lizeaga tendrían que cargar en solitario con el peso de la pareja. Sin embargo, los pronósticos saltaron por los aires. Elola tiró de garra y, a base de sufrir y arriesgar en cada carrera, frenó a sus rivales muy bien ayudado en la zaga por Lizeaga. Murua y Apezetxea pasaron de marcar el ritmo en la primera mitad del choque a desconectarse del juego de un manera sorprendente. Pese a su clara ventaja, no encontraron el camino para doblegar a Elola y Lizeaga, que lograron hacerse con una peleada y más que merecida victoria por 20-22.