Eibar
Peio Osoro vuela en la 30ª edición de la Subida a Arrate Simón AldazabalEl eibarrés se impuso con autoridad en la prueba en una edición marcada por la dureza y la amplia participación ciudadana con muy buen tiempo
La Subida a Arrate, en memoria del atleta Simón Aldazabal, cumplió este domingo su trigésima edición con un ambiente festivo y deportivo en las ... calles de Eibar. Un total de 44 corredores cruzaron la meta en el campo de Arrate, tras completar los exigentes 5,5 kilómetros de recorrido con rampas de hasta un 20% de desnivel.
El gran protagonista fue Peio Osoro, de Eibar, que detuvo el cronómetro en 25 minutos y 41 segundos. Su tiempo, a apenas unos segundos del récord histórico de la prueba, confirma su excelente estado de forma y lo consolida como uno de los referentes de esta clásica cita de las fiestas de Arrate.
La segunda posición fue para Oier Etxeberria, de Azpeitia, que marcó 26:55, mientras que el tercer cajón del podio lo ocupó el también eibarrés Eneko Fernández, con 27:24. Completaron el top cinco Julen Olaizola (Ermua, 27:40) y Txomin Osoro (Eibar, 27:41).
En el capítulo femenino, la participación volvió a ser reducida: solo dos corredoras alcanzaron la meta. La más rápida fue Patri Amundarain, de Zumaia, que firmó un tiempo de 35:38 y se llevó el premio a la primera clasificada. María Amundarain, también de Zumaia, completó la prueba en 42:23, adjudicándose la segunda plaza.
La prueba dejó, además, vencedores en distintas categorías: Asier Unanue (Ermua) fue el mejor veterano de más de 40 años, Aritz Sorzabal (Irun) se impuso entre los mayores de 50, Markel Sanz (Eibar) entre los de más de 60 y el incombustible Saturnino Olmo (Eibar), con un tiempo de 40:24, se coronó en la categoría de más de 70 años, arrancando una gran ovación del público que se acercó a disfrutar de la jornada festiva en Arrate.
Más allá de los cronómetros, la carrera volvió a ser una auténtica fiesta popular, con corredores locales, habituales de la montaña y aficionados que se animaron a enfrentarse a la dureza de la subida. El calor de los vecinos en cada punto del recorrido y el ambiente en la llegada a Arrate pusieron el broche a una edición que confirma la vigencia de una prueba que combina tradición, esfuerzo y orgullo eibarrés.
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