Oñati Abesbatza acrecentará su vínculo con Aita Madina mañana en Bidaurreta

«Esta es mi solista, mía», le dijo Aita Madina (1907-1972) a su médico, al encontrarse con Loli Ordoki en uno de los paseos que acostumbraba a dar cuando vino a recuperarse de su enfermedad al caserío Txipitxaile. Una anécdota que ilustra la importancia que el compositor oñatiarra más universal: Francisco de Madina Igarzabal ha tenido y tiene en la trayectoria de Oñati Abesbatza, de quien Ordoki fue directora y sigue siendo voz.

Madina es un referente, un talismán para el coro, y pueden presumir además de que les escribiese piezas. De ahí, la ilusión con la que las avezadas voces que dirige Gurutze Plazaola, encaran el concierto de tributo que mañana, a las 19.00 horas, ofrecerán en la Iglesia del Monasterio de Bidaurreta.

El 30 de junio se cumplió medio siglo del fallecimiento del padre Madina, y con el objeto de que la efeméride no pasase desapercibida, la asociación cultural de defensa del patrimonio Artixa y el departamento de Cultura del Ayuntamiento, han dado forma a un programa especial que arrancó en junio y se despedirá en noviembre, con dos citas este mes de octubre.

Mañana es el turno de Oñati Abesbatza, que con el acompañamiento musical del organista Gerardo Rifón, ha preparado un recital muy especial con piezas que forman parte del extenso y rico legado del religioso lateranense oñatiarra, que gestó su éxito en EE UU y Argentina, donde desarrolló su carrera sacerdotal. Interpretarán entre otras, las obras 'Agur Maria'. 'Tantum Ergo', 'Gloria' y 'Aita Gurea', y las populares 'Akerra ikusi degu', 'Azokan' o 'Oles ezkonberriak'.

El día 16 el relevo pasará al coro masculino Suhar. La formación que capitanea el director de coro y orquesta oñatiarra Esteban Urzelai presentará en la iglesia de los Agustinos su primer trabajo discográfico, editado con crowfunding. Su particular tributo musical a Aita Madina.

Las entradas para ambos conciertos están disponibles en venta anticipada (cinco euros) en la página web, la taquilla digital y en Txokolateixia.

Nacido en el caserío Txipitxaille de Zubillaga en 1907, Aita Madina cultivó su afición a la música desde la infancia y, desde muy joven, destacó por su facilidad para componer. En 1931 fue destinado a Salta (Argentina) donde tras la Guerra Civil se convirtió en alma de Saski Naski, compañía vasca para la que compuso partituras de txistu, danzas y mucha música coral. También tomó contacto con Nicanor Zabaleta, para quien compuso obras de arpa, entre otras su famosa 'Sonata Vasca'. Pero la relación con sus raíces no se limitó a lo musical; conoció también a Basterretxea y Oteiza, quienes le expusieron sus ideas sobre la vanguardia cultural vasca e inspiraron su renovación del folclorismo puro a un medio de expresión más universal.

A partir de 1958 se instaló definitivamente en Nueva York, ciudad en la que se convirtió en un músico consagrado y muy requerido para interpretar, dirigir o dar conferencias. Pero siempre volvía a Oñati, dejando en sus visitas 'regalos' como los poemas sinfónicos 'Oñati' y 'Arantzazu'. En 1972, ya mermado de salud, regresó para recibir un homenaje popular, y a los pocos días murió.

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