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Investigación. Varela, director de la Ertzaintza; el viceconsejero Buen y el consejero de Interior Ares, en su comparecencia de ayer en comisión parlamentaria. :: IGOR AIZPURU
MUERTE DE UN AFICIONADO EN BILBAO

Ares pide perdón y anuncia la restricción del uso de pelotas de goma

El consejero promete llegar «hasta el final» en la investigación sobre la muerte de Iñigo Cabacas, al tiempo que defiende la trayectoria de la Ertzaintza

AMAIA CHICO

Viernes, 13 de abril 2012, 11:59

La muerte del joven aficionado del Athletic a causa de las heridas provocadas por el impacto de una pelota de goma lanzada por la Ertzaintza llegó ayer al Parlamento Vasco. Era el turno de que el consejero de Interior diera explicaciones sobre la investigación abierta para esclarecer lo sucedido el pasado jueves, tras el partido contra el Schalke, y para dirimir si el disparo que alcanzó a Iñigo Cabacas «fue fruto de una negligencia o de una fatalidad». Rodolfo Ares comenzó pidiendo perdón a la familia y allegados del joven de 28 años por la «injusta e irreparable pérdida», y explicó que la investigación, además de la apertura interna de expedientes a los agentes que participaron en los hechos, está en manos de la Justicia ordinaria. Además, el consejero anunció la restricción, a partir del 1 de enero de 2013, del uso de pelotas de goma por parte de la Ertzaintza, y su sustitución progresiva por otro material antidisturbios «menos lesivo», además de la revisión de los protocolos de actuación.

Las explicaciones de Ares, que acudió a la comisión acompañado por el viceconsejero de Seguridad, Miguel Buen, y el jefe de la Er-tzaintza, José Antonio Varela, buscaban, a tenor de la insistencia, dejar claras dos cosas: una, la promesa de investigar «hasta el final, cueste lo que cueste y le cueste a quien le cueste»; y dos, que más allá de las conclusiones y responsabilidades que se deriven al final, «no vamos a permitir que se ensucie la trayectoria» de la Policía autónoma. El consejero aludió, en sus respuestas a cada uno de los portavoces de los grupos, repetidamente a ambas cuestiones. Especialmente lo hizo con el parlamentario de EA, Juanjo Agirrezabala, con quien mantuvo la actitud más vehemente y a quien reprochó, por su proximidad a la izquierda abertzale, las «indecentes acusaciones de quienes no han tenido todavía la valentía de reconocer su responsabilidad por amparar el terrorismo», en referencia a las críticas vertidas por dirigentes de la izquierda abertzale.

Pero antes de esa confrontación, Ares se dirigió a los allegados de Iñigo Cabacas a quienes pidió perdón y expresó el «más profundo pesar» suyo, del Gobierno Vasco y de la Er-tzaintza por una «desgracia que no tiene vuelta atrás», y les prometió esclarecer los graves incidentes.

«Cualquier servidor público puede cometer un error o un exceso», reconoció Ares, y «cuando sucede hay que asumirlo, corregirlo y responder por ello». El titular de Interior dijo asumir «la responsabilidad política de todo lo sucedido», aunque en ningún momento planteó presentar su dimisión. «Si la desgracia se solucionara con mi dimisión, yo no estaría aquí», respondió a la interpelación directa realizada por el representante de EA a este respecto.

Ares, que dejó los detalles conocidos hasta ahora de la investigación al jefe de la Ertzaintza, señaló que su intención no era «restar gravedad ni justificar lo ocurrido», pero quiso destacar que en los últimos años nunca se había producido un hecho tan «trágico» -sí ha habido «algunos heridos», reconoció- pese a las «centenares de ocasiones en las que se han empleado pelotas de goma». Esos precedentes, a su entender, demuestran que los agentes «utilizan el material antidisturbios con profesionalidad», aunque «ahora evidentemente algo ha fallado».

La última palabra sobre qué es lo que falló y si fue «una negligencia o una fatalidad», según definió el consejero, la tendrá la jueza responsable del caso, a la que el departamento de Interior ha hecho llegar toda la información recabada hasta la fecha sobre lo sucedido en el callejón de María Díaz de Haro la noche del pasado jueves. «Que la investigación sea dirigida por la Justicia con la máxima colaboración de la Ertzaintza es la mejor forma de acallar a aquellos que de forma malintencionada quieren arrojar dudas sobre el rigor de la investigación», argumentó Ares.

La responsabilidad de dirimir si existe un delito de homicidio por imprudencia en la actuación policial, hipótesis que el día anterior apuntó el fiscal superior del País Vasco, está en manos de los tribunales. Después de sus conclusiones, añadió Ares, se completarán los expedientes internos abiertos a los agentes que participaron en el operativo, todos ellos adscritos a la comisaría de Bilbao.

«Ocasiones excepcionales»

La argumentación política del consejero, a quien el PNV recriminó mala «gestión comunicativa» tras el suceso, dio paso al anuncio de algunas medidas para intentar evitar otra muerte en estas circunstancias. Ares indicó que a partir del 1 de enero de 2013 ninguna patrulla de Seguridad Ciudadana podrá emplear escopetas lanzaderas de pelotas, y que este material antidisturbios se restringirá, «en ocasiones excepcionales» y bajo «estricto control y orden de los mandos competentes», a las unidades especiales de la Brigada Móvil y la Brigada de Refuerzo.

El consejero explicó que hasta esa fecha, «progresivamente se irá sustituyendo dicho material por nuevos lanzadores menos lesivos», pero que «no resten operatividad» ni minen «la seguridad» de los agentes. Además, dichas escopetas, que lanzan pelotas «más pequeñas y flexibles» y permiten afinar más la puntería -según fuentes de Interior-, son «más adecuadas» también para el «nuevo tiempo» abierto en Euskadi tras el final de la violencia de ETA, aludió Ares.

En este sentido, se comprometió a «acelerar» la compra de los nuevos equipamientos -se ha convocado ya el concurso para adquirir 200- y a revisar tanto los protocolos de actuación en altercados como el ocurrido en Bilbao o ante celebraciones deportivas consideradas de alto riesgo, como a profundizar en la formación de los agentes. «La policía ejerce la fuerza de manera legítima como garante de los derechos y libertades», concluyó su máximo responsable, «pero esa legitimidad obliga a todos sus miembros a actuar con la máxima profesionalidad».

La argumentación no convenció a todos los grupos, especialmente a EA, cuyo parlamentario reprochó que el de Bilbao «no es un hecho aislado» y aludió a testimonios de personas que presenciaron los hechos y que denunciaron una reacción excesiva de la Policía vasca. «Dicen que tiraron a dar, a lo bestia y sin provocación previa», concretó. «Miente», le espetó Ares, echando mano de los datos contenidos en la versión oficial, que recogen tres llamadas de auxilio y lanzamiento de objetos a los agentes al llegar al lugar. Agirrezabala no consintió esa consideración y reclamó al consejero que no mezcle la secuencia de los hechos con valoraciones políticas referidas a la izquierda abertzale. Esta corriente secundó ayer de nuevo la sentada que varios movimientos organizaron en una céntrica plaza de Bilbao para «exigir responsabilidades civiles y políticas» y pedir la retirada «de todas las pelotas y armas ofensivas» de la Policía.

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