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Pintura que recoge el hundimiento del bou 'Nabarra'. /EFE
El fiasco del bou 'Nabarra'
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El fiasco del bou 'Nabarra'

Confirman que los restos del barco de la Marina de Guerra de Euskadi hallados en marzo frente la costa de Bermeo no pertenecen al mítico navío

V. P.

Jueves, 26 de junio 2008, 03:51

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T odo apuntaba a que sí, a que los restos encontrados el pasado mes de marzo pertenecían al mítico buque, pero las últimas investigaciones han demostrado que no, que no lo son. Los equipos de buceo han descartado finalmente que los restos hallados en el Cabo Matxitxako pertenezcan al , el buque de la Marina de Guerra de Euskadi hundido en la Guerra Civil. Aunque todavía se desconoce la identidad del pecio, se sabe que se dedicaba al transporte del mineral de hierro. El descubrimiento fue posible gracias al encargo del Gobierno Vasco a la Fundación Azti-Tecnalia para cartografíar los fondos de la plataforma continental con fines medioambientales.

En agosto de 2007 se recogieron datos mediante una sonda acústica multihaz de alta frecuencia y máxima resolución. Al analizar los resultados, los expertos identificaron un barco hundido en las proximidades de Matxitxako, sobre fondos de unos 100 metros de profundidad y en relativo buen estado. De todos los buques hundidos en la zona, se comprobó que éste coincidía con el bou. Para poder verificarlo, el pasado 15 de febrero se utilizó un submarino teledirigido, que obtuvo las primeras imágenes.

Según han explicado los submarinistas de la asociación Kresala que han participado en las inmersiones entre mayo y junio para corroborar los datos ofrecidos por el robot, el pecio se encuentra sumergido a 6 millas frente a San Juan de Gaztelugatxe, entre 93 y 95 metros bajo el nivel del mar. Al bajar hasta él, los submarinistas pudieron comprobar que parte de la carga había escapado de las bodegas, observando restos de mineral de hierro por la zona. Este hallazgo descartaba que se tratara del y apuntaba, según han explicado, a un carguero de tamaño medio de principios de siglo, probablemente de los que llevaban mineral de hierro a Cardiff y volvían con carbón.

En sus inmersiones, los buzos encontraron otras pruebas que descartaban la hipótesis del buque de guerra, pues el casco se encuentra entero, sin restos de haber sido hundido tras una batalla naval. Tampoco se han encontrado restos del cañón que portaba, aunque sí un artefacto que, sospechan, podría tratarse de una ametralladora, que atribuyen a las necesidades de defensa de la época.

A pesar de que las mediciones tomadas originalmente apuntaban a unas dimensiones similares a las del bou, las inmersiones han permitido comprobar que difieren, pues la proa no llega a los 8 metros, frente a los 14 que debería tener, y la manga del barco tampoco coincide con la del . Sobre su identidad, no hay datos, ya que no han encontrado ningún naufragio en la zona que coincida.

En cuanto a la posible ubicación de los restos del bacaladero vasco, los submarinistas han explicado que será difícil encontrarlos si el escáner de Azti no lo ha detectado, dado que pocas millas más allá se acaba la plataforma continental, lo que supone que podría estar hundido a más de mil metros.

El se enfrentó el 5 de marzo de 1937, cerca de cabo Matxitxako, con el crucero franquista Canarias, que atacó a un convoy que se dirigía a Bilbao, protegido por los bous de la Marina de Guerra Auxiliar de Euzkadi. El recién constituido Gobierno Vasco había artillado para labores de escolta barcos atuneros y bacaladeros, tipo este último al que pertenecía el . El enfrentamiento duró más de tres horas pero finalmente el bou fue hundido y murieron treinta tripulantes.

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