El listón está alto

Me refiero a la participación y a un recorrido que brinda la oportunidad de asistir a una carrera rabiosa. Excepción hecha de la jornada con final en Sestao, el resto presenta puntos calientes orográficos. También la meteorología puede jugar su papel. El buen tiempo ayuda a la hora de mostrar nuestros preciosos paisajes, pero el malo influye desde el punto de vista deportivo. El cóctel de frío y lluvia sacrifica los beneficios para el turismo.

Me gusta que la contrarreloj se dispute el primer día. La pasada edición, hace dos años, recuperó una fórmula ya empleada en tiempos anteriores, por ejemplo en 1977. Pone numerosas cartas boca arriba e impide que sean varios equipos los que bloqueen la carrera en su creencia, equivocada la mayoría de las veces, de que disponen del mejor contrarrelojista de la carrera. Con Santo Domingo de por medio, habrá diferencias en la general. Cada uno sabrá dónde está y deberá analizar el resto del recorrido para planificar su ofensiva... si responden las fuerzas. Porque hay etapas para moverse, no solo las dos últimas.

La quiniela de esta Itzulia es difícil de acertar. Lógicamente, el dúo de moda es Pogacar-Roglic, pero está reciente la exhibición de Adam Yates y un potente Ineos en la Volta. Me habría gustado ver en acción a Van Aert, al nieto de Poulidor y a un Evenepoel en fase de recuperación del que llevo tiempo sin saber nada, pero la participación es de campanillas. Llama la atención la facilidad en todos los terrenos de un Pogacar que me transmite más que un Roglic serio al que rodea un gran equipo.

Habrá que tener respeto a Ion Izagirre, más todavía si tenemos en cuenta que estamos ante el último ganador de la Itzulia. Mikel Landa ha empezado muy bien la temporada y pasa una prueba de fuego ante su afición. Veremos el comportamiento de un Movistar que me tiene desconcertado por su manera de actuar en varias carreras. Que su mejor hombre sea Valverde a punto de cumplir 41 años es digno de aplauso pero también motivo de preocupación.