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SAN SEBASTIÁN

Comienzan las obras del nuevo centro penitenciario, ideado como mini ciudad

Ocupará 18 hectáreas para 504 reclusos y contará con zonas deportivas y de ocio. La actual cárcel tiene una superficie nueve veces inferior para 300 reclusos y se derribará en 2014

ANA VOZMEDIANO

Martes, 19 de abril 2011, 10:10

El convenio para que las obras del nuevo centro penitenciario de Eskuzaitzeta en Zubieta se firmó ayer tal y como estaba previsto. Sin embargo, la sopresa saltó cuando el presidente de la sociedad estatal que construye las nuevas cárceles, el donostiarra Ángel Martínez San Juan, anunció que las primeras caseta de obra ya han llegado a la zona y que el mes que viene comenzarán los movimientos de tierras para construir la plataforma sobre la que se asentará el edificio. Para el Ayuntamiento, representado ayer por el alcalde Odón Elorza, esto supone eliminar las trabas para que la operación urbanística de regeneración de Txomin se vea liberada de una carga como es la cárcel de Martutene. Y que se pueda contar con un establecimiento penitenciario en condiciones, tal y como reclaman distintos sectores.

Para el Estado, significa poder derribar «un lugar obsoleto como Martutene» para construir un centro que pretende mejorar de forma sustancial las condiciones de vida de los reclusos y, sobre todo, favorecer su reinserción y formación.

Porque las diferencias entre Martutene y la que se conocerá como Norte II-Gipuzkoa no son sólo una cuestión de números, desgranados ayer por el concejal de Urbanismo, Jorge Letamendía. La actual cárcel cuenta con 2 hectáreas que albergan a 300 reclusos, mientras que el nuevo centro tendrá 18 hectáreas para 504. Es que, además, el complejo, prácticamente idéntico al de Pamplona, está concebido con un concepto muy distinto, el de mini ciudad, donde toda la vida que se desarrolla en situación de privación de libertad se desarrolla de una forma similar a la de una localidad normal.

Así será el centro

La primera característica, explicada ayer por el propio Martínez San Juan, es que la llamada «zona residencial», es decir, donde están las celdas, se distribuye en módulos autónomos y autosuficientes. Esto permite agrupar a los reclusos por edad, por sexo o por el tipo de delito, pero también que en cada módulo haya servicios propios como comedor, gimnasio, talleres aulas de formación, «·algo fundamental» y zona de esparcimiento.

Todo el centro, como ya ocurre en el nuevo de Pamplona, cuenta con una avenida central, que es común y que sirve de distribuidora, así como pabellones para lavandería y cocina. Pero también hay una biblioteca, unas canchas y un campo de fútbol en el exterior, muy cerca del polideportivo en el que también se plantea una piscina. Se piensa también en un pequeño auditorio, porque los grupos de teatro, los talleres de radio, son actividades que se potencian de forma especial.

Y cerca de la zona de cocina, los talleres ocupacionales, con una estructura similar a la de cualquier área de trabajo de un polígono industrial, en el que los reclusos pueden trabajar e, incluso, vender sus productos.

«Esto no es una macrocárcel como algunos hay querido llamarla. Abogamos por unos centros penitenciarios que sean útiles y sabemos que, por muchas reformas que se hagan, Martutene no cumple las condiciones para que las personas que han sido privadas de libertad por una decisión judicial puedan vivir con una cierta calidad. Dentro de los muros, pero con opciones de ocio y, sobre todo, de formación».

Atención médica

Otro aspecto que fue resaltado ayer por Martínez San Juan fue la clínica o enfermería de la que dispondrá el nuevo centro penitenciario, situado en uno de los extremos de las 18 hectáreas.

Contará con cuarenta camas en las que se podrá atender a reclusos que se encuentren enfermos, pero que no necesiten ser hospitalizados. Sin embargo, habrá quirófano y se espera practicar telemedicina, de forma que los traslados sean lo menos frecuentes posible.

El presidente de la sociedad estatal se refirió también al Centro de Inserción Social, un equipamiento intermedio para presos que se encuentran ya en el tercer grado y que precisan un recurso antes de volver a llevar una vida normal. Todavía no se ha localizado ningún terreno en Gipuzkoa, el proyecto no se descarta, pero no se considera prioritario. Se advirtió, sin embargo, que se trata de lugares más urbanos y de dimensiones reducidas, cuya construcción apenas dura diez o doce meses.

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