Rosas, chocolate y compost
Puede que haya sido por el buen tiempo, pero la actualidad se ha vuelto primaveral con flores, parques, ofertas y bondades varias. Sin embargo, no han faltado las manifestaciones contra la OTA, ni amenazas de huelga
ANA VOZMEDIANO
Domingo, 13 de febrero 2011, 04:32
Templaron las temperaturas y muchos clientes abandonaron el acomodo de la barra para salir a la calle a recibir los primeros rayos de sol. Fumadores y no fumadores, (eso sí, estos últimos pueden elegir el momento en el que lo hacen), se encuentran ahora con mejores condiciones para salir del recinto cerrado y tomarse su caña al aire libre. ¿La Ley Antitabaco va a acabar con el humo del cigarro? ¡Quién sabe! Lo que está claro es que ha cambiado la fisonomía de las calles, salpicadas ahora de barriles, repisas, mesitas y ceniceros, de terrazas que aspiran a crecer, de grupitos que se reparten la acera y la conversación.
Los hosteleros piden más. Ya no se busca reformar el bar o el restaurante sino el espacio exterior que lo circunda, y no falta quien se asusta ante la aglomeración de personal que se coloca a las puertas de cada establecimiento porque cree que algo va a cambiar en la vida social. Este avance de primavera ha servido para imaginarse cómo será el pálpito callejero con la llegada de temporadas más cálidas.
Toda la semana ha parecido un ensayo de lo que está por venir. La ciudad se puso romántica para sus turistas y les entregó rosas y bombones en forma de corazón en una Oficina en la que los primeros visitantes sonreían cuando, tras el mapa, les llegaba la flor. Más allá de la anécdota, del amor y de San Valentín, parece que la Sociedad de Turismo está empeñada en dar nuevos aires a sus promociones buscando nichos de mercado concretos que le permitan ocupar la ciudad en fin de semana. Y las parejas y las escapadas románticas son uno de ellos.
El alcalde, por su parte, también buscó sol y verde para la presentación de su plancha electoral, la primera candidatura que se fotografía a falta de que otros primeros espadas como Ramón Gómez Ugalde y Eneko Goia den a conocer los nombres de quienes les acompañarán en la aventura del 22 de mayo. Goia se presentó ayer en el Kursaal con un amplio respaldo de su partido, un PNV ansioso por ofrecer una imagen de unidad que aleje cualquier sensación de división en familias. El escenario de la presentación de Elorza fue el parque de Aiete, luminoso para la ocasión y con una exposición sobre Ana Frank por la que están pasado escolares que se asombran con la historia de una adolescente que era parecida a ellos.
Y antes de esa foto electoral con caras nuevas y algunas ausencias notables, Odón Elorza anunciaba que Gros será el siguiente barrio en contar con el quinto contenedor, con ese en el que se depositan todos los residuos orgánicos, desde las vainas que sobraron al mediodía a los posos de café, a unas galletas que quedaron caducadas o a lo que el pequeño de la casa recortó del escalope. En Amara la iniciativa tuvo éxito y quienes se apuntaron al reciclaje se muestran contentos con los resultados. Para que sepan, además, qué se hace con todos esos restos, el compost que va a colocarse en el Jardín de la Memoria, está sacado de todo eso que acaba en el contenedor marrón. Elorza, animado seguramente por los rayos de sol va a convocar al vecindario el sábado que viene para que sean ellos quienes lo lleven hasta esta extensión verde que avanza y que pronto podrá ser disfrutada junto a Riberas de Loiola y a la iglesia diseñada por Rafael Moneo. Su edificio blanco destinado al culto católico parece estar llamado a ser un punto de atracción para aficionados a la arquitectura. Si se tiene en cuenta que la floración del Jardín va a ser blanca en todas las especies, el rincón puede ser de esos que, además de disfrutarse, se fotografían y se recomiendan.
¿Habrá polémica por la colocación de estos contenedores en las calles de Gros? En principio, todos los barrios se mostraron dispuestos a contar con este quinto contenedor, la ciudadanía donostiarra es más que proclive al reciclaje, pero ya se sabe que las vísperas de elecciones municipales son muy propicias para elevar protestas, incluso, para aprovecharlas.
Quienes trabajan en los polígonos lo saben y no han dudado en protestar contra la implantación de la OTA en Zuatsu o en Miramón, por las repercusiones que auguran en su forma de trasladarse al puesto de trabajo. Han conseguido hacer ruido, mucho ruido y lo seguirán haciendo por lo que parece.
Las trabajadoras de la empresa que tiene adjudicada la asistencia domiciliaria también quieren hacerse notar. Se llaman asímismas «invisibles», porque son conscientes de que, aunque suman cuatrocientas personas, apenas se conocen o coinciden en horario. Piden que el Ayuntamiento intervenga, es habitual en este tipo de concesiones, para conseguir un convenio digno. Hasta ahora han hecho paros, pero amenazan con una huelga indefinida a partir del 2 de mayo si nadie les hace caso. Y serían 2.000 personas las que se quedarían sin la atención de estas trabajadoras.
Se vuelve a plantear una situación conocida. El conflicto laboral entre los empleados y su empresa, si ésta presta algún servicio de concesión municipal, acaba a las puertas del Ayuntamiento o en las sillas del Pleno. La solución no es fácil, porque la administración en ese caso no ejerce como patrón. Tal vez si en las adjudicaciones se tuviera en cuenta algo más que la oferta económica no se reproducirían estas situaciones.