«Reconstruirán Haití. Pero será mañana. Y hoy llegan las lluvias»
Padre Jesús Silva Se necesitan tiendas de campaña
BEGOÑA DEL TESO
Sábado, 13 de febrero 2010, 03:58
En 1956 el Padre Jesús Silva fundó La Ciudad de los Muchachos, un proyecto revolucionario pues no buscaba la reinsercion en la sociedad de chavales con problemas sino que les proponía cambiarla bajo la máxima tan evangélica como rebelde de 'otro mundo es posible'. El Padre Jesús fue simultánea e indistintamente condecorado y vituperado, acusado y vitoreado. Recibió la Medalla de la Paz de la ONU y fue llevado por otros a los tribunales bajo acusaciones muy oscuras. Propuesto para el Nobel de La Paz y acosado por turbios manejos inmobiliarios. Se refugió en la Venezuela de Chávez («la revolución más cristiana pues cumple el mandato evangélico: 'a cada cual según su necesidad, de cada cual según su capacidad'»). Acaba de regresar de Haití y ha recalado en Idiazabal, pequeña pero animosa sede de una de sus comunidades. Desde allí pide, en compañía de amigos como Patxi Castro y Toni Martínez, ayuda para los haitianos.
- ¿Cien tiendas de campaña, padre?
- Sí. Cien tiendas necesitamos. La gente está durmiendo en Puerto Príncipe al aire libre. Sobre el suelo. Protegida por finas lonas o tejadillos de uralita. No hay prácticamente casas y las réplicas que ha habido del terremoto hacen que nadie se atreva a refugiarse en los edificios que mal se sostienen semi derruidos. ¿Sabías que el tremendo temblor de tierra fue provocado?
- ¿Por quién, padre?
- Por los que han invadido Haití con soldados, ocupado el aeropuerto y duermen en buenos campamentos.
- Padre...
- Es verdad, hija.
- Padre, ¿cómo se provoca un terremoto?
- Con armas. las tienen.
- Provocado o no, Haití se desangra. Pero en las fotos se nota la extrema dignidad de su gente.
- Saben que fueron el segundo pueblo que se independizó en toda América. El primero en el que los esclavos se hicieron libres. El que derrotó a Napoleón. Saben también que Haití será reconstruido. Pero eso sucederá mañana y hoy comienza la temporada de lluvias y vientos. No pueden dormir a la intemperie. Necesitan tiendas de campaña. Podríamos haber trasladado la gran carpa de circo que tenemos en nuestra comunidad benposteña de Venezuela pero se sujeta con tubos de hierro y metal y un nuevo temblor de tierra podría hacer que se desplomase sobre quienes a su abrigo descansan. No, por eso pedimos ayuda. Que canalizaremos a traves de nuestra comunidad benposteña de Haití, situada en una misión evangélica.
- Usted ha vivido varios días allí.
- Dormimos en la tierra y compartimos lo poco que había para compartir. Ha sido una experiencia hermosamente triste. Sabías que había 500.000 muertos, que la falta de agua y de letrinas iba a matar a cientos de haitianos y sin embargo sentías su fe. En la noche les oías cantar salmos y te estremecías.
- Quieren ustedes también sacar de allá cien niños para llevarlos a su Ciudad de Venezuela... Sabrá, padre, que tanto en Haití como en el resto del planeta se mira recelosamente a quienes 'salvan' huérfanos que no lo son del todo.
- Lo sabemos, por supuesto. Ha habido tráfico de niños. Y de órganos y por eso nos sometemos al control del Gobierno venezolano (uno de los más bravos y eficaces en su ayuda a Haití) y a las coordenadas ofrecidas por la sociedad Defensa de Haití Socialista y Bolivariana. Queremos llevarnos a nuestro centro de Macuto, en La Guaira, a cien muchachos y muchachas para que se conviertan en líderes.
- ¿Cien líderes para Haití?
- Exacto. Muchachos y muchachas que ahora tengan entre diez y catorce años. Vivirán, estudiarán y se prepararán con nosotros para convertirse en cien líderes con espíritu revolucionario, capaces de devolver a su país la paz y la felicidad que la Naturaleza y los Poderosos del mundo les han robado desde hace mucho tiempo
- Espíritu revolucionario... ¿podemos definirlo?
- Está implícito desde el principio en el mensaje que transmitió La Ciudad de Los Muchachos desde su fundación en 1956. No se trataba de un mensaje dulce porque el espíritu evangélico y el revolucionario no lo son. Era un auténtico manifiesto social político, una plegaria que acababa así: «Te pedimos la victoria contra el hambre, contra el oro, contra el vicio que mata nuestra cultura y mata el amor».
- No es de extrañar que Videla y Pinochet entraran con sus carros de combate en sus campamentos.
- Ni que los sucios de corazón nos hayan acusado de toda maldad. Mira, sin embargo cómo se ha volcado el buen pueblo de Idiazabal con Yusneide y Neivis.
- ¿Quiénes son, padre?
- Dos muchachas venezolanas de 15 y 10 años que sufrían graves quemaduras, fueron operadas en Cruces y llevan siete meses recuperándose allá, entre vosotros y nosotros, en Idiazabal.
- ¿Y el circo, padre? ¿Qué pasa con el Circo de la Ciudad de los Muchachos?
- ¿Te lo cuento? Queremos montar en verano una Escuela de Circo en esta tierra, en el País Vasco.