¿Y por qué Gandhi?
Un comercio del centro tiene un cartel en su puerta. Lleva veinte años descontextualizado, llamando la atención de los más curiosos. Bastó una llamada para desvelar el misterio.
GONTZAL LARGO INFO@GONTZALLARGO.COM
Sábado, 13 de febrero 2010, 03:57
¿Por qué una tienda de electrodomésticos de San Sebastián luce, en la puerta de acceso, el póster de un filme histórico rodado en 1982? ¿Qué relación guarda un pacifista consumado como Gandhi con una aspiradora o un aparato de línea blanca? Por partes. El establecimiento en cuestión se encuentra en la calle Urbieta con Larramendi, se llama Súper Sonido y lleva abierto casi tres décadas. Más de un ciudadano o de dos o de mil se habrá fijado en el póster que luce la cristalera principal: un afiche de la película 'Gandhi', rodada en 1982 y protagonizada por Ben Kingsley en el papel de Mohandas Karamchand Gandhi. Decimos 'mil' por no decir 'miles' pues la carátula lleva ahí varios años, muchos, tantos que no recordamos haber conocido la tienda sin el citado cartel. ¿Cómo fue a parar allí? ¿Acaso es una herencia de una antigua actividad -un videoclub- que ha llegado hasta nuestros días de forma milagrosa?
El asunto tenía mucho de curioso, sobre todo en una ciudad como ésta, en la que una pequeña anécdota acostumbra a elevarse a categoría de mito. Nos pusimos en contacto con los responsables para que nos desvelaran la historia que hay tras este trozo de papel que forma parte del tejido sentimental de aquellos que viven o pasan habitualmente por la zona. Hablamos con Enrique Riu, empresario y dueño de este negocio abierto al público en 1983. Nos comunicó que se trataba de la primera vez que hablaría públicamente del significado que esconde el cartel de Gandhi, una especie de guiño familiar para los vecinos del barrio. Negó que el póster guardara alguna relación con la 'teoría del videoclub', aunque la tienda Súper Sonido sí que fue pionera, hace varios años, a la hora de instalar una máquina de alquiler de películas disponible las 24 horas del día. El caso de Gandhi es otro: está ahí porque Enrique Riu lo quiere.
Lleva en esa misma puerta cerca de veinte años por una razón muy concreta: exteriorizar el pacifismo y la admiración por la figura de Gandhi que profesa Enrique Riu. Nada más. Tal y como explica, es su forma de pronunciarse ante el sempiterno conflicto vasco. «Gandhi era un pacifista convencido, por encima de cualquier creencia religiosa o política, actitud ante la que me siento muy cercano (.) Viviendo en el país que vivimos es importante recordar que hablando se entiende la gente. Gandhi, como Mandela, lo demostró».
Esa misma visión humanista y pacifista de la vida salpica su negocio a nivel de calle, pero también del ciberespacio. La página web del establecimiento -- cuenta con dos curiosos apartados que nada tienen que ver con el mundo de los frigoríficos, las televisiones de plasma o las aspiradoras: uno que desglosa la biografía de Gandhi y otro que hace las veces con la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948. De fondo, suena una versión a piano de 'Imagine' de John Lennon. «La página web es, claro, una carta de presentación pero yo aprovecho para poner mi granito de arena a la hora de buscar la concordia».
Enrique Riu es consciente de que el cartel del filme, tan descontextualizado en el espacio y en el tiempo -¿qué pinta en una tienda de electrodomésticos del año 2010, la publicidad un filme de 1982?- tiene muchas papeletas para convertirse en un peculiar 'icono' comercial de la ciudad, de la misma forma que a él le impactó, cuando era niño, el buzo que se exponía en la confluencia de la calle Miracruz con Ronda, en Gros, ahora merecidamente 'jubilado' en los despachos del Museo Naval.
Por supuesto, el filme dirigido por Richard Attenborough, le encantó y aprovecha para revisarlo periódicamente. Riu recuerda a la perfección de dónde sacó el pasquín -«se trata de una fotocopia ampliada de la carátula de vídeo VHS que una vez tuvimos»- pero no sabe decir con exactitud en qué año exacto comenzó a ser mostrado al público. Lo que sí tiene claro es el futuro que depara al cartel. No piensa quitarlo nunca.