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Cuatro nuevos cofrades santaneros en Ordizia
La Cofradía de Santa Ana inscribió este jueves a dos nuevas parejas que bailaron la tradicional esku-dantza de santaneros
Ordizia vivió este jueves una de las más antiguas tradiciones, la de los santaneros que se remonta a más de cinco siglos de historia. La cofradía de Santa Ana acogió la entrada de cuatro nuevos cofrades, dos matrimonios ordiziarras que se han casado en el último año.
En esta ocasión solamente dos matrimonios se han animado a participar en este día tan especial: los formados por Mikel Muriel y Maria Etxeberria, y Josu Loyarte e Irene Olano. Los cuatro son de Ordizia y admiten que se animaron por mantener la tradición viva. «Si eres de Ordizia siempre tira más, y más si los dos somos del pueblo», comentan. «Hemos comentado a todos los matrimonios que conocemos, pero ninguno se ha animado», admitía Maria Etxeberria. Ayer era también el día de las cuadrillas y, prefirieron pasar este día con la cuadrilla en lugar de con los santaneros. Eso sí, tanto unos como otros tenían comida antes de afrontar la agenda de la tarde. «Es un día bonito y hay que disfrutar».
Por la mañana se reunieron todos en el Ayuntamiento para vestirse y realizar el acto de entrada en la Cofradía de Santa Ana y firmar en el libro de actas que data de 1792. Es el tercer tomo desde que se creó la cofradía en 1509, aunque uno se quemó en uno de los incendios.
Para completar la 'soka' o cuerda acompañaron a los dos matrimonios Leire Arandia y Ainara Sanchez. El protocolo no marca un mínimo de participantes, pero se necesitan dos para ser aurresku y atzesku y otros dos pcomo mayordomos que acompañan a las mujeres del ayuntamiento hasta la plaza. En esta ocasión, dos dantzaris llevaron todo el peso del baile.
Una vez engalanadas con los mantones y las flores, procedieron al acto de la cofradía de santaneros. El alcalde, como presidente, leyó el acta donde firmaron los testigos, dan-tzaris y los nuevos cofrades, tras lo que todos se dirigieron a la iglesia para escuchar la misa en su honor. A la salida, otra vez en procesión volvieron al ayuntamiento antes de la esku-dantza de santaneros. Numerosos vecinos llenaban la Plaza Mayor para ver uno de los bailes tradicionales de Ordizia. Al finalizar, dieron la vuelta al pueblo al son de los txistularis.
Otra vez en el ayuntamiento, ya solo les quedaba el último paso protocolario: echar el chupinazo del día de las cuadrillas.
Desde 1509
La tradicional esku-dantza en la Plaza Mayor se remonta al año 1509. Se ha cumplido con una tradición en la que el año pasado contó con una importante novedad, por primera vez en 513 años una mujer encabezó el baile. Hasta entonces el papel de aurresku y atzezku estaba reservado a los varones, nacidos en Ordizia, detalle que a menudo coincidía por lo que a partir de ahí el descarte proseguía favoreciendo el hecho de ser alcalde o hijo de alcalde, y a partir de ahí concurría el árbol genealógico. La pandemia del Covid provocó la suspensión de la fiesta en 2020 y 2021.
Este año han participado dos matrimonios que se han casado en los últimos doce meses: Maria Etxeberria y Mikel Muriel, e Irene Olano y Josu Loyarte. Tras su nombramiento han firmado en el libro de actas.
La Cofradía de Santa Ana representa una de las agrupaciones más antiguas de Euskadi, que permanece en activo. Entidad que el 26 de julio de 1509, renueva sus ordenanzas, aprobación que tuvo lugar «en la iglesia de San Bartolomé de Herdizia, en la cámara de arriba», tal y como se lee en el encabezamiento de las citadas ordenanzas, documento que se conserva en el archivo municipal. Junto a esas ordenanzas, el documento que también se conserva, y más se usa, es el 'Libro de elecciones y cuentas de la Cofradía de Santa Ana, instituida en esta nuestra villa de Villafranca.' Manuscrito que data del 27 de julio de 1792.
En la revista santanera de 1950, el sacerdote ordiziarra, Leonardo Urteaga, en aquel momento canónigo de la catedral de Vitoria, en su colaboración literaria que titula 'La Cofradía de Santaneros' se refiere a los «tres libros de la Cofradía que se encuentran en el Archivo Municipal». Si bien actualmente, como decimos, en la Casa Consistorial únicamente se guarda el de 1792, que podríamos considerar el libro de actas de la Cofradía, volumen que recoge los componentes de las sucesivas directivas, balance de cuentas, nombres de los mayordomos, etc. Un libro doblemente centenario que, en cierta medida, sirve de referencia y reflejo de los cambios sociales que se van produciendo en el devenir del municipio.
Curiosamente, en este libro de elecciones y cuentas de las Cofradía Nuestra señora Santa Ana, se recoge que la entidad está instituída ya no en la iglesia de San Bartolomé, sino en la parroquia de esta nuestra villa de Villafranca. Durante casi dos centurias, las actas recogidas en el libro hacen alusión, sin grandes diferencias, a las distintas directivas, que durante tantos años tuvo la Cofradía. Al balance de cuentas, los nombres de los mayordomos; aurresku y atzesku, las nuevas parejas cofrades, etc. Firman las actas, de manera recurrente, el alcalde y los mayordomos. No se celebra en 1873 (Guerra Carlista)
Sin embargo, el siglo XX resulta más convulso todavía. El acta correspondiente a julio de 1936 no existe. La del año siguiente explica que el capítulo anual de la Cofradía no se celebró debido a la situación política existente. El 27 de julio de 1937 tan sólo pasa a formar parte de la cofradía un matrimonio. Faltan también las actas de 1940, 41 y 42. Años de los que se conservan, en blanco, correlativamente, las hojas.
El año 1951 viene a imprimir un sustancial cambio en el libro de actas ya que es la primera ocasión en la que estampan su firma las mujeres, remesa que no crea escuela porque las féminas no acabarán de sellar su participación, de manera continuada, en cada ejercicio, hasta años más tarde. Los primeros años 70 son fiel reflejo de aquellos años difíciles, desde un punto de vista político, y de las llamadas al boikot de las fiestas. Años que, por ejemplo, son testigos de la incorporación de la mujer a la tamborrada, como barrileras, a la vista, digamos, que de las vacantes existentes. Algo parecido ocurre con el baile de santaneros. En 1976 estuvo a punto de suspenderse porque tan sólo había dos parejas dispuestas a bailar. Con la llegada de los años 80, el baile se recupera con fuerza. 1981 viene a registrar otro destacado cambio. Por primea vez, las actas se manuscriben en euskera y castellano, bilingüismo que desde entonces se mantiene.
En 1996, ante el asesinato de Isidro Usabiaga, en plenas fiestas patronales, el Ayuntamiento acuerda suspender las fiestas, por lo que la Cofradía de santa Ana no asiste a su capítulo anual, que al año siguiente acogerá a los casados de los dos años. Especial sin duda el año 2009, en el que la Cofradía celebró su 500 aniversario en el que tuvo lugar dos esku dantzas, el 26 con cofrades y cofradesas veteranos (aurreskus, atzeskuz primera y segunda damas), y el 27 con los casados durante el año, por lo que el libro cuenta con doble acta.