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Echar una mano al planeta y bajar nuestras facturas

Hacer de nuestra casa un hogar eficiente sólo conlleva beneficios a corto, medio y largo plazo

Lunes, 15 de abril 2024, 13:51

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Con la inflación haciendo estragos, el elevado coste de la energía amenazando siempre la economía familiar y la necesidad de poner nuestro granito de arena en pos de la lucha contra el cambio climático, es innegociable pensar en cómo hacer de nuestros hogares un lugar más eficiente a nivel energético, algo que además de hacer un favor al planeta nos permitirá bajar las facturas.

Por lo general, hay mucho margen de mejora en eficiencia energética. Desde acometer grandes operaciones como la fachada de nuestro edificio hasta cambiar cualquier mala costumbre adquirida a lo largo de los años, todo influye en el consumo de energía de nuestra casa. Algunas como la reforma de la fachada son costosas (pese a que hay subvenciones para ello), pero hay otras medidas simples como correr las cortinas o no dejar los electrodomésticos en 'stand by' que pueden también contribuir a que nuestras facturas energéticas se vean reducidas. Cada pequeño gesto cuenta y a continuación ofrecemos algunos consejos que pueden redundar en un mejor empleo de la energía y en un mayor ahorro de luz y gas y, por qué no, también de agua.

Una fachada eficiente

Uno de los factores más determinantes a la hora de reducir consumos es el edificio en el que vivimos. Los expertos calculan que una persona que vive en un edificio construido hace 50 años debe poner el termostato a 26 grados para tener la vivienda a 22 debido a las pérdidas energéticas que registran unas construcciones que hoy en día están obsoletas. Se calcula que el 70 % de las viviendas de la Comunidad Autónoma Vasca se construyó antes de 1980, cuando se empezó a regular la eficiencia térmica y el aislamiento de los edificios.

Hoy en día hay una calificación energética que va de la A (la más eficiente) a la G (la menos eficiente). Pues bien, el 80 % del parque inmobiliario vasco se mueve entre la E y la G. Pasar de una calificación E a una calificación A implica un cambio en la fachada del edificio, que evidentemente es costoso, pero el ahorro energético que supone provoca que a medio-largo plazo la inversión sea rentable. Hoy en día, además, las instituciones están volcadas en la rehabilitación de las fachadas, con lo que se conceden ayudas a las comunidades de vecinos que apuestan por mejorar la eficiencia energética de su edificio.

Ya en tu propio piso, la apuesta por unas buenas ventanas que te aíslen convenientemente del frío y del calor es otra de las inversiones más rentables que se pueden llevar a cabo.

Obsoletos

El 70 % de las viviendas de Euskadi fue construido antes de 1980, cuando se empezó a regular la eficiencia térmica de los edificios

Los electrodomésticos

La renovación de los electrodomésticos de tu casa también redunda en una reducción del consumo energético en tu domicilio. Los electrodomésticos antiguos tienen un gasto eléctrico mucho más elevado y a la hora de renovarlos conviene fijarnos en las etiquetas de las lavadoras, frigoríficos, hornos, lavavajillas… Desde marzo de 2021 deben incorporar esta etiqueta y, de la A a la G, nos muestra cuáles son los que menos consumen.

Además, tenemos la costumbre de dejar muchos aparatos eléctricos en 'stand by', como pueden ser las televisiones, los aparatos de música, los routers, los descodificadores… Apagándolos por completo después de su uso o al salir de casa contribuimos también a reducir el consumo eléctrico. Para eso es recomendable tenerlos enchufados a una regleta con interruptor que nos permita apagar todo el bloque cuando salgamos de casa.

Un uso responsable de la calefacción

Si reducir el consumo de electricidad es uno de los caballos de batalla, qué decir del consumo de gas. La calefacción o el agua caliente utilizan el gas como combustible y su precio se ha disparado más, si cabe. Por eso es capital hacer un buen uso de la calefacción y ser responsable con la ducha. Huelga decir que se gasta menos agua si nos duchamos que si nos bañamos y, sobre todo, si lo hacemos de forma rápida.

En cuanto a la calefacción, los expertos recomiendan elegir una temperatura entre los 19 y los 21 grados en el termostato. Apagar los radiadores de las habitaciones vacías o no taparlos son otros consejos a aplicar para evitar gastar de más.

Aprovechar la luz solar

Por muchas lámparas y focos que tengamos en nuestra casa, la mejor iluminación que podemos tener, si disponemos de una vivienda exterior, es la iluminación natural. Por eso es conveniente aprovecharla. Levantar las cortinas y las persianas, aprovechando al máximo las horas de luz solar, nos permitirá encender menos luces y durante menos tiempo. Asimismo, el sol nos ayudará a calentar la casa y nos permitirá tirar de calefacción lo mínimo posible. Si es verano y queremos evitar que la casa se caliente para tirar menos de aire acondicionado, llevaremos a cabo el proceso inverso: mantendremos las persianas bajadas mientras no estemos para proteger el hogar del calentamiento al que lo somete el astro rey.

Apaga la luz

A todo esto hay que sumar pequeños gestos tan obvios como muchas veces olvidados que contribuyen a que una familia consuma menos. Apagar la luz al salir de una habitación, no pasar más tiempo del conveniente con el agua corriendo, apagar la televisión antes de dormirnos… Cada pequeño gesto cuenta y mejorará nuestro planeta y nuestras facturas

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