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Lunes, 14 de abril 2025, 08:19
No han pasado tantos años desde que veíamos los hogares domotizados como una mezcla entre la ficción y una casa con tintes futuristas, pero lo cierto es que hoy asumimos la domótica con tal naturalidad que muchas veces no nos damos ni cuenta de que esos dispositivos que podemos controlar con nuestra voz o desde nuestros dispositivos móviles son, en realidad, formas de dotar a nuestros hogares de esa inteligencia que, lejos de ser propia de películas, forma parte de nuestra vida cotidiana. La domótica nos hace la vida más cómoda, eso está claro. Nos permite, por ejemplo, subir las persianas con un botón o, simplemente, con la voz. Hablando también podemos encender las lámparas o podemos pedir que nos avisen de que ha pasado un periodo concreto de tiempo para no tener que estar pendientes, por ejemplo, de cuándo tenemos que retirar una olla del fuego. El origen etimológico de la palabra domótica es la suma de 'domos', que significa 'casa; y de 'tica', que podría traducirse como «aquello que funciona o trabaja por sí mismo». Por ello, es fácil llegar a la conclusión de que una casa domotizada nos ahorrará trabajo y nos otorgará un mayor confort.
Pero, la realidad es que, además de esa comodidad, la domótica ha llegado a nuestras vidas para ofrecernos también control, seguridad y ahorro, tres conceptos que, en este caso, van de la mano y no se pueden entender unos sin los otros. Y es que, más allá de la automatización de tareas o simplificación de las mismas, estos sistemas inteligentes nos permiten tener un mayor control sobre nuestro entorno y, con ello, nos ayudan a llevar una vida cotidiana más segura y sostenible.
En el terreno de la seguridad, son muy distintas las tecnologías que nos pueden ayudar a tener un hogar más seguro y más controlado. Hoy en día, es sencillo colocar sensores que nos avisen directamente al móvil cuando una ventana se ha abierto sin estar nosotros en casa, tener una mirilla que se active y podamos ver desde nuestro teléfono cuando suena el timbre o una webcam que nos permita ver nuestro jardín sin necesidad de movernos del sofá, entre otros muchos casos. También es sencillo lograr que se nos avise de una fuga de agua o gas o cuando haya demasiado humo. Son tecnologías sencillas de aplicar y que nos pueden ayudar mucho. También lo hacen esos enchufes que se conectan a las lámparas (también existen sistemas de iluminación sin necesidad de enchufes inteligentes) y que podemos configurar para que se enciendan y apaguen durante nuestras vacaciones, dando la sensación de que hay gente en casa.
En el ámbito del ahorro y la sostenibilidad, son muchos los casos en los que la domótica nos puede ayudar. Con ella podremos controlar la calefacción de casa y, por ejemplo, decidir que todos los días se encienda un radiador veinte minutos antes de levantarnos de la cama. También podremos controlar nuestro riego o decidir qué luces se encienden y cuándo hacerlo. Y, si queremos ir un paso más allá, hoy en día es sencillo saber qué elementos están consumiendo energía en nuestro hogar en cada momento y cuánto lo hacen, pudiendo controlar de una manera mucho más ágil y efectiva nuestras facturas de suministros.
A la hora de adquirir dispositivos que nos puedan ayudar a domotizar el hogar, es importante que, más allá del precio y de las prestaciones de los mismos, atendamos también a la compatibilidad entre estas tecnologías. Existen asistentes de voz muy conocidos como Alexa (de Amazon), Siri (de Apple) o Google Assistant que, a su vez, pueden funcionar como aglutinadores de otros sistemas domóticos independientes y que, únicamente, necesitamos sean compatibles con ellos. Siri, al utilizar sistema operativo de Apple, es el que menos dispositivos compatibles tiene, pero los otros dos tienen miles y miles de artilugios con los que se entienden a la perfección. Por lo demás, otro requisito indispensable es tener una buena cobertura WiFi en todo el hogar, incluyendo en el jardín, si lo tuviéramos, ya que todos estos aparatos necesitan de internet para funcionar. Al respecto hay que señalar también que hoy en día es muy sencillo mejorar el alcance de la señal WiFi de nuestro rúter, por lo que esto no debe ser un impedimento si lo que queremos es domotizar nuestra casa.
Si hay un 'debe' en el terreno de la domótica es el de la ciberseguridad. Y es que si conectamos nuestro hogar, si abrimos una puerta al mundo de la conexión, abrimos también una vía de entrada. Son cada vez más frecuentes, aunque no por ello dejen de representar un porcentaje ínfimo, los ciberdelincuentes que aprovechan la domótica como vía de entrada a unos hogares que se pueden atacar por medio de estos dispositivos. Es por ello que, sin duda, deberemos prestar atención a sus estados y llevar a cabo las diferentes actualizaciones que los respectivos proveedores nos propongan para tener así un hogar seguro también en la red.
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