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La cubierta del BEC, en Barakaldo, dispone de una instalación fotovoltaica de autoconsumo que cuenta con la colaboración del EVE – Ente Vasco de la Energía.

La descarbonización, el gran reto de la empresa

La transición energética hacia fuentes limpias y sostenibles con el objetivo de mitigar los efectos del cambio climático es uno de los grandes desafíos, sobre todo para la industria

Lunes, 26 de mayo 2025, 10:07

El mundo empresarial y, sobre todo, el ámbito industrial se enfrentan al reto de la descarbonización. En ese proceso innegable y sin retorno que es la transición energética, un viaje hacia las fuentes limpias y sostenibles, la descarbonización hace referencia a la reducción progresiva de las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero a la atmósfera, con el objetivo de mitigar el cambio climático.

El CO2 (la fórmula del dióxido de carbono) es un gas con una responsabilidad directa en el calentamiento global y proviene, principalmente, de la quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural), la deforestación y determinados procesos industriales, por lo que los expertos señalan que reducir estas emisiones tendrá una influencia directa para mitigar a 1,5 o 2ºC el aumento de la temperatura global.

En este contexto, hay algunos sectores que tienen una mayor urgencia por descarbonizarse que otros. Es el caso, por ejemplo, de la energía (la industria de la electricidad o la calefacción, por ejemplo), el transporte, la industria (especialmente aquella centrada en la fabricación de cemento, de acero o productos químicos), la agricultura (sobre todo por el uso de fertilizantes) y la construcción.

El camino no siempre será sencillo y encontraremos baches, pero la meta no es otra que la competitividad de la empresa

Dependiendo de la naturaleza de cada empresa y de las necesidades de la misma, las estrategias variarán, pero, a nivel global, se pueden señalar algunas decisiones necesarias en la mayoría de los sectores. Una de ellas es, sin duda, la transición energética, sustituyendo el gas y el carbón por otras energías renovables, así como la electrificación del transporte y de la industria. La eficiencia energética de edificios, vehículos y procesos industriales será otro desafío al que deberemos dar solución. También deberemos promover una movilidad sostenible, tanto en las tareas de la propia organización como en los trayectos que afecten a los empleados. La economía circular, por su parte, nos llevará a minimizar el uso de recursos y emisiones, ya que conlleva una apuesta por la reutilización y el reciclaje de materiales. La digitalización también puede ser una gran aliada en este camino, porque el uso de ciertas tecnologías nos puede ayudar a optimizar consumos y prever emisiones.

Por último, algunas estrategias para hacer frente a la descarbonización se centran también en la conservación de los bosques y la reforestación (absorben CO2 y si los cuidamos ayudaremos a compensar las emisiones) y en las tecnologías para capturar el dióxido de carbono antes de que llegue a la atmósfera y almacenarlo bajo tierra.

Un camino con sus desafíos

Es un proceso que, desde luego, no es sencillo y presenta muchos desafíos que se deben abordar desde la convicción, pero también con la ayuda de las diferentes instituciones que deben acompañar a las empresas y organizaciones en un camino que no siempre es fácil. Y es que en ese trayecto pueden aparecer obstáculos que a veces parecerán insalvables, pero que siempre tienen una solución.

Las organizaciones que apuestan por ella adquieren una ventaja respecto a quienes no lo hacen y acceden a mercados y clientes

La descarbonización supone, sin duda, un coste (la inversión en tecnologías limpias puede ser, sin duda, alta a corto plazo) y la dependencia de los combustibles fósiles nos puede parecer un callejón sin salida, pero seguro que la habrá. En este punto hay que señalar que existen ciertas industrias en las que a día de hoy no existen aún soluciones comercialmente viables para esta transición energética.

Este proceso, a su vez, conllevará, probablemente, cambios en la organización del trabajo, en el propio empleo y en la economía de la empresa y, además, nos exigirá adecuarnos al marco político y legal vigente. Además, también nos podemos encontrar con ciertas reticencias al cambio dentro de la propia organización, porque no siempre existe una predisposición a alterar procesos internos, capacitarnos para una nueva forma de trabajar o redefinir nuevos modelos de negocio. No obstante, en este caso, el mensaje es el mismo que en el de la apuesta por cualquier tipo de fórmula hacia la sostenibilidad: es el mejor camino para alcanzar la competitividad.

Una importancia capital

Más allá de por el compromiso moral que todos tenemos de luchar contra el cambio climático, ¿por qué es tan importante la descarbonización en el mundo empresarial? En primer lugar, deberemos tener en cuenta que las comunidades, los países y las entidades internacionales están legislando para la reducción de las emisiones, por lo que deberemos ajustarnos a ellas para cumplir con la normativa. Además, también está la presión de un mercado en el que consumidores, inversores y socios comerciales prefieren empresas sostenibles.

En este mismo sentido, apostar por la descarbonización nos llevará a tener una ventaja competitiva, ya que las empresas que lideran la transición energética tienen una mejor reputación, son capaces de innovar más rápidamente y también atraen una inversión verde a la que el resto de organizaciones no puede acceder. Y, por último, no podemos obviar que un mundo más estable en lo ambiental conlleva menos riesgos, tanto físicos como financieros, porque las catástrofes ambientales tienen también sus consecuencias en activos, operaciones y accesos a capital.

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