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E. Burés y B. Parcero
Miércoles, 13 de noviembre 2024, 20:03
Un juzgado de Valls (Tarragona) envió este miércoles a prisión a Carlos, un hombre de 53 años acusado de haber matado en 2022 a su ... pareja, la irundarra Mónica de la Llana, y de haber ocultado su cuerpo. El juez decretó prisión provisional, comunicada y sin fianza. La causa está abierta por los delitos de homicidio, ocultación de cadáver y maltrato físico y psicológico, según fuentes del TSJC. Las investigaciones se centran ahora en localizar el cuerpo de la mujer.
El presunto homicida fue detenido el martes por los Mossos d'Esquadra. Pero el caso se remonta a julio de 2022. El día 21 de dicho mes, Mónica había quedado en Reus para comer con una amiga, pero no apareció a la cita. «Al final no has venido, ya me dirás por qué no has podido venir», le preguntó en un mensaje su compañera. No obtuvo respuesta. Días antes, Mónica le había enviado otro mensaje inquietante: «Ya te contaré lo que me está pasando», le escribió. Ese mismo día 21 también tenía previsto pasar por casa de un excompañero de piso en Valls para recoger algo de su ropa. Tampoco apareció.
Las alarmas saltaron cuando, tras decirle Teresa, su madre, que la iban a operar, Mónica tampoco se puso en contacto con ella. A veces dejaba de dar señales durante días, pero su familia veía que tenía actividad en redes sociales y era así como sabían que estaba bien. «Cuando vi que no había compartido nada y que no se conectaba a Whatsapp desde el 21 de julio, dije 'no es normal'. Sus amigos tampoco sabían nada de ella», relató hace unos meses su hermana María Jesús.
Su expareja también alertó a su madre. «No sé nada de Mónica, el último día que hablé con ella fue el 18, por Telegram, qué raro que no me conteste, no sé nada de ella». Fue entonces cuando la familia decidió formalizar la denuncia en la comisaría de los Mossos d'Esquadra de Valls.
Desde entonces, la investigación se ha centrado en analizar los datos de telefonía móvil. Fuentes de la Policía catalana aseguran que esos datos han permitido romper la coartada que Carlos, que nunca se puso en contacto con la familia y tampoco alertó a los Mossos de la desaparición, ha mantenido durante este tiempo.
El presunto homicida también ha incurrido en contradicciones que se han demostrado como falsas. En su declaración contó a los investigadores que aquel 21 de julio la había dejado en la parada de autobús de un pueblo cercano, Cornudella de Montsant. Detalló que la llevó hasta allí a las dos de la tarde, para que ella fuese a trabajar. Según la familia, era mentira, Mónica ese día no tenía que trabajar, como así lo corroboró el dueño del local. Además, su teléfono móvil señala que tampoco salió de La Morera.
En la investigación han aflorado también indicios materiales determinantes consistentes en pertenencias de Mónica que el detenido tenía en su propiedad meses después de su desaparición y que en un contexto de normalidad la víctima nunca habría abandonado, como medicación para el asma y también para una arritmia. No se las llevó consigo y la Policía catalana no detectó movimientos que indicasen que pudiese haberla adquirido después.
Aunque la familia no conoce a Carlos, los amigos de Mónica sí, y aseguran que la relación entre ambos era «bastante tormentosa». Su hermana cuenta con unos audios que envió a un amigo y que captan el maltrato del individuo hacia Mónica, a la que incluso amenazó de muerte, si bien ella nunca denunció. Sin embargo, ahora el juzgado también lo investiga por ello a la vez que se centran en conseguir más información que les lleve a la localización del cuerpo de la víctima.
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