El hombre enfermo de alzhéimer que mató a su mujer, con párkinson, en Zizur Mayor, a la espera de pasar a disposición judicial

Los hechos ocurrieron en torno a las 14.30 horas de ayer en una vivienda de la calle Ronda de San Cristóbal. Agentes de la Guardia Civil accedieron al domicilio tras recibir un aviso del propio hombre, quien, horas antes —alrededor de las 10.00—, había llamado a SOS Navarra para afirmar que tanto él como su esposa estaban «muertos». Al llegar al lugar, los agentes encontraron a la mujer ya sin vida, con un fuerte golpe en la cabeza y signos evidentes de haber perdido una gran cantidad de sangre. Su cuerpo, además, presentaba indicios de haber sido manipulado: yacía en la cama con las manos colocadas sobre el regazo. El hombre mostró un discurso incoherente durante la intervención policial.

Según informó ayer Diario de Navarra, el matrimonio, de origen colombiano, residía desde hace años en la localidad y contaba con asistencia domiciliaria regular, aunque la persona encargada de prestar el servicio no tenía previsto acudir al domicilio el martes.

El alcalde de Zizur Mayor, Jon Gondán, detalló ayer que la mujer fallecida padecía párkinson. La pareja tenía dos hijos, uno residente en Galicia y otro en Luxemburgo, que ya han sido informados de la situación.

El alcalde expresó su «más rotunda condena» ante lo sucedido y ha insistido en la necesidad de actuar «desde la prudencia», al tratarse de un caso con múltiples factores complejos. Aun así, recalcó el compromiso del Ayuntamiento de Zizur Mayor con la erradicación de la violencia contra las mujeres. De confirmarse como un crimen de violencia machista, esta sería la víctima número 23 en lo que va de año en España y la 1.317 desde 2003.

Durante la tarde, pasadas las 20.00 horas, varios vecinos se congregaron en la zona con gesto consternado. «Es una pareja a la que veíamos todas las tardes saliendo a pasear», contaban aún incrédulos. Nadie había escuchado nunca una discusión ni signos de conflicto.

La presencia del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil (SECRIM), que registraba los contenedores cercanos a la vivienda, encendió las alarmas entre los residentes. «Ahí fue cuando empezamos a sospechar que no había sido una muerte natural», comentaba una vecina visiblemente afectada. La consternación se extendía en la comunidad, que recordaba a ambos como personas «muy queridas».