La vida casi normal empieza hoy

A partir de hoy y durante los próximos días se sucederán imágenes que por momentos han parecido lejos de repetirse y que ahora volverán a ser realidad. Una de las fotos de esta jornada será sin duda la de la vuelta a los pintxo-potes de los jueves. Al menos en San Sebastián, varios establecimientos anunciaron ayer su intención de recuperar hoy mismo esta práctica que en pocos años se convirtió en tradición para miles de personas.

Horas antes habrá vuelto la normalidad a los comercios, que ya no tendrán por qué estar pendientes de controlar el aforo y confían en que la libertad de entrada y ausencia de colas en la calle anime la afluencia de público y las ventas. También se recuperan viejos hábitos en bares y restaurantes, que volverán a servir cafés, cañas y pintxos a clientes apostados en las barras. Los más impacientes podrán servirse nuevamente el txotx de manera individual en las sidrerías que abren las kupelas todo el año, sin la cortapisa que ha supuesto no poder accecer a las barricas o que lo hiciera solo una persona por mesa.

Podría suceder ya hoy, pero no será previsiblemente hasta mañana cuando volverán a llenarse pubs, discotecas y salas de conciertos. Y podrán hacerlo algunos cines, mientras otros, como los de la Sade o los Niessen de Errenteria, optan por la prudencia y mantendrán un asiento de separación entre no convivientes.

En el ámbito deportivo, el retorno a la vieja normalidad y a la posibilidad de completar los aforos ha querido que se produzca ante un fin de semana con escasos acontecimientos multitudinarios en Gipuzkoa. En fútbol, la Real Sociedad no tiene jornada de liga y habrá que esperar hasta el día 16 para tener la opción de ver Anoeta a rebosar. El Eibar juega en Miranda de Ebro. En balonmano, el Bidasoa-Irun se desplaza a León. En baloncesto, la liga LEB Oro celebra su primera jornada con el GBC visitando Almansa. Quien sí podrá beneficiarse de poder llenar el polideportivo de Azpeitia es el Iraurgi, que debuta en casa el sábado ante el Girona.

Sin duda los mayores favorecidos de los cambios para este primer fin de semana son los pelotazales, que podrán llenar el frontón Astelena de Eibar para el festival del domingo, que tiene como plato fuerte el partido de parejas que enfrenta a Olaizola/Albisu con Irribarria/Rezusta.

Mientras todo eso llega, ayer fue un día de transición. Entre el anuncio el martes del lehendakari, Iñigo Urkullu, de que Euskadi pone fin al estado de emergencia sanitaria y a sus restricciones de ámbito autonómico y la entrada en vigor hoy de esa decisión.

Una jornada que fue de todo menos anodina, pues fue aprovechada por varias instituciones para hacer anuncios de calado, organizadores para actualizar previsiones y miles de ciudadanos para renovar sus planes.

Entre los primeros, lo más relevante fue que las residencias eliminan también a partir de hoy las restricciones en paseos y visitas, por lo que se vuelve al escenario preCovid, con libertad de horarios y espacios para acompañar al usuario.

También se anunciaron novedades en el protocolo que deberán seguir los estudiantes. Los detalles se conocerán mañana y entrarán en vigor el lunes. El consejero de Educación, Jokin Bildarratz (PNV), anticipó que las medidas serán «similares» a las que se aplican en «la sociedad general», con lo que todo apunta a que seguirá siendo obligatoria la mascarilla.

Menos importante pero con mayor impacto popular fue el anuncio del alcalde de San Sebastián, Eneko Goia (PNV) de que se recuperan las grandes fiestas y celebraciones, como Santo Tomás, los desfiles de Olentzero y Mari Domingi, la cabalgata de Reyes, la Tamborrada, los Caldereros, Iñudes y Artzainas, o el Carnaval.

En el ámbito cultural, Kursaal Eszena se apresuró a poner a la venta 600 entradas adicionales a las ya vendidas para completar el aforo en los conciertos de octubre (Amaral, Nathy Peluso y Love of Lesbian).

Y entretanto, varios bares y restaurantes confirmaron que ayer mismo recibieron un aluvión de reservas para celebrar este fin de semana comidas y cenas de grupos ansiosos de poder volver a sentarse juntos sin necesidad de dividirse o de renunciar a la presencia de algunos de sus miembros para no exceder los límites de comensales.

La vuelta a la casi normalidad, eso sí, está condicionada por la exigencia en la mayoría de estas situaciones de portar mascarilla. El protector es obligatorio en todos los recintos cerrados y, en exteriores, cuando no se pueda garantizar la distancia de 1,5 metros con el prójimo, como puede ser el caso del pintxo-pote. También sigue siendo obligatoria en todo momento en la hostelería (incluidas terrazas), salvo en el momento de la ingesta.