Pablo Martínez-Lage | Neurólogo y director científico de CITA-alzhéimer
«En pocos meses vamos a poder detectar el alzhéimer con un análisis de sangre»«Menos del 1% de los casos de esta enfermedad es hereditaria», explica el neurólogo, premiado por la SEN esta semana por su labor científica
Es autor y co-autor de más de 100 trabajos sobre el alzhéimer y otras demencias. También ha escrito tres libros y diversos capítulos. El ... neurólogo Pablo Martínez-Lage (Pamplona, 1964) ha sido galardonado esta semana por la Sociedad Española de Neurología (SEN) con el 'Premio SEN Alzheimer' como reconocimiento a su amplia labor científica y a su dedicación por la investigación en Neurología y las enfermedades neurológicas. Parte de ese trabajo lo ha desarrollado como director científico de la fundación donostiarra CITA-alzhéimer, que desde 2008 trata de abordar la enfermedad en todas sus facetas.
– He salido de casa sin gafas porque no me acuerdo dónde las he dejado. ¿Tengo síntomas?
– Mencionas un tipo de despiste que habitualmente a nosotros no nos enciende la señal de alarma en cuanto a lo que es la enfermedad de Alzheimer en sí. El fallo de memoria que nos preocupa y al que debemos de prestar atención se refiere más bien a la dificultad para recordar cosas de un día para otro, lo que los especialistas llamamos la memoria esporádica. Si ese fallo de memoria de lo reciente se produce día tras día y varias veces al día, es cuando debo preocuparme.
– Me deja más tranquilo.
– El despiste de dejarnos las llaves, una luz encendida o ir a la cocina y decir 'por qué venía yo aquí' son más bien síntomas de que andamos muy acelerados por la vida, muy estresados y no podemos estar prestando atención a todo.
– Sin embargo, a veces somos más capaces de recordar algo que hicimos hace años que lo que comimos ayer...
– En las personas que comienzan a tener síntomas de lo que puede ser una enfermedad de Alzheimer es bastante habitual este fenómeno.
– ¿Por qué?
– La información de lo que ocurrió hace muchos años es una información que está, primero, muy bien guardada en el cerebro, sobre todo si a lo largo de la vida la hemos ido recordando varias veces. Y segundo, está en zonas del cerebro que el Alzheimer terminará afectando, pero al cabo de mucho tiempo de evolución de la enfermedad. El Alzheimer afecta fundamentalmente a la entrada de información en el cerebro.
«Olvidarse las gafas o las llaves es un despiste habitual, el fallo de memoria que nos preocupa es si ocurre día tras día»
– ¿Cómo se mantiene un cerebro sano?
– Lo más fácil es hacer la analogía con el corazón o con el músculo. Es decir, para mantener el músculo sano, ¿qué hacemos? Ejercicio físico. Para mantener el cerebro sano, ¿qué se recomienda? El ejercicio mental.
– ¿Hacer crucigramas?
– Ejercicio mental es ir al cine, ir al teatro, leer el periódico, comentar las noticias... Si uno quiere complementar eso con hacer sudokus, crucigramas, sopas de letras, adelante. Si a eso añades comer bien, cuidar la salud cardiovascular, tensión, colesterol, obesidad, hacer ejercicio físico, etc. eso es mantener un cerebro en forma.
– Cada día pasamos más horas delante de una pantalla. ¿Estamos 'atontando' nuestro cerebro?
– La tecnología es cierto que ayuda, quizás muchas veces en exceso, y todo esto que viene de la Inteligencia Artificial habrá que ver bien de qué manera nos afecta en nuestros procesos mentales. Tengo la impresión de que la IA nos da todo demasiado cocinado y demasiado adornado. Que está bien en cuanto a la rapidez, aunque tampoco sé muy bien para qué necesitamos tanta rapidez en obtener las cosas, y está bien en cuanto a la exactitud y la ausencia de fallos. Pero ahorra todo ese proceso mental que de alguna manera es inherente a nuestra biología. Si perdemos ahora todo ese proceso de exploración y de investigación y se nos da el resultado ya totalmente cocinado, horneado y adornado, me pregunto qué perdemos en todo ese proceso.
«La IA nos da todo demasiado cocinado pero ahorra todo ese proceso mental inherente a nuestra biología»
– ¿Si tengo un familiar con alzhéimer me recomienda hacerme algún tipo de prueba?
– Radicalmente no. La enfermedad de Alzheimer, en global, no es hereditaria, solo hay algunas formas raras que lo son. Entendiendo por hereditario que hay una alteración genética, una mutación genética, que quien la tiene y quien la herede tendrá la enfermedad. Pero menos del 1% de las enfermedades de Alzheimer corresponde a estas formas genéticas. Y cuando se producen estas formas genéticas habitualmente hay dos cosas que ocurren. Una, que en la familia hay tres casos o más en dos generaciones distintas. Y dos, que es una enfermedad de Alzheimer que debuta a edades muy tempranas, habitualmente antes de los 60 años.
– Porque la edad, por ejemplo, es un factor de riesgo.
– Es el principal factor de riesgo. El alzhéimer es una enfermedad no debida a la edad, pero sí asociada a la edad. Lo que pasa es que ocurre fundamentalmente a partir de los 65 años. Pero no es una progresión de esas que se llaman geométricas; es decir, el riesgo no va aumentando porque cuando se llega a los 95 o 100 años esa curva se aplana.
– ¿Se ven cada vez más casos en personas jóvenes?
– Más que verse cada vez más casos, se diagnostican mejor esos casos. Eran casos que igual antes se tildaban durante mucho tiempo de procesos psiquiátricos o de otro tipo de enfermedades, pero ahora los diagnosticamos mejor y parece que hay más.
– Acertar en el diagnóstico. ¿Es ese uno de los objetivos?
– Ese es un punto crítico a la hora de avanzar en la enfermedad, el poder diagnosticarlo con certeza y sobre todo el poder diagnosticarlo pronto. Porque hasta hace unos años el diagnóstico de alzhéimer se planteaba solo cuando una persona tenía un deterioro cognitivo importante. Desde que aparecen lo que se llaman los biomarcadores de la enfermedad ya no tenemos que esperar a que una persona sea dependiente. Con los primeros fallos de memoria aplicamos esos biomarcadores y si son positivos decimos que esta persona tiene alzhéimer.
– ¿Ya no es tan difícil detectar un caso precozmente?
– A mí no me gusta utilizar la palabra precoz porque habitualmente diagnosticar una enfermedad de manera precoz significa diagnosticarla antes de los primeros síntomas. El ejemplo clarísimo es el del cáncer de mama. En alzhéimer, hoy por hoy, los biomarcadores nos permiten, en una persona que no tiene síntomas, saber si tiene la biología de la enfermedad o no. Pero eso tiene un problema hoy en día, que es que si hacemos un biomarcador en personas que todavía no tienen síntomas y sale positivo, todo lo que podemos decir es que la biología del alzhéimer está presente. Pero no podemos decir con certeza si esa persona tendrá síntomas o no.
– ¿Es decir, a día de hoy es imposible predecir si una persona va a tener alzhéimer en 10 o 20 años?
– Sí, es imposible. Y creo que nunca va a ser posible. Esto se explica de manera muy sencilla con el tabaco. Ni todos los fumadores van a tener cáncer de pulmón, ni todas las personas que tienen cáncer de pulmón han sido fumadores.
– Esto destierra cualquier posibilidad, por ejemplo, de realizar cribados en personas susceptibles como se hace con el cáncer.
– Yo soy contrario a los cribados generalizados hoy por hoy. Sería levantar muchas liebres que luego no van a ser nada. Por lo que sí abogo es que cuando una persona empieza a tener los primeros síntomas el sistema sanitario esté preparado para dar una respuesta.
– ¿Lo está a día de hoy?
– El sistema está preparado para estar preparado. Las herramientas están ahí, quizás necesita un poco más de coordinación, de organización.
– Se habla también de detectar el alzhéimer con un simple análisis de sangre. ¿Será posible?
– Será no, es posible. En los últimos dos años se ha producido un avance terrible en medir biomarcadores bioquímicos en sangre en personas con síntomas. Y vamos a tardar muy poquitos meses en tenerlos ya a disposición para utilizarlos en práctica clínica.
«A día de hoy es imposible predecir que una persona tendrá alzhéimer en 10 o 20 años, y creo que nunca va a ser posible»
– Hace unos meses la EMA autorizó el Lecanemab. ¿Qué va a suponer este medicamento?
– Es un fármaco con una naturaleza de terapia inmunológica, con anticuerpos, que va dirigido contra una de las proteínas que son de las principales protagonistas de los mecanismos del Alzheimer, el amiloide. Es una proteína que se deposita de manera anómala en el cerebro y es la que empieza a ejercer un efecto tóxico sobre las neuronas. Y ese efecto de eliminar el amiloide se acompaña de un efecto clínico de retraso de la evolución de la enfermedad. Se ha calculado que la pendiente de la enfermedad se estabiliza en un 30-35%, por tanto prolonga la vida autónoma e independiente de las personas.
– ¿Cuándo podrá llegar a las farmacias de Gipuzkoa?
– Ahora está en trámites administrativos en la Agencia Española del Medicamento, luego habrá que ponerle un precio y luego ya cada sistema sanitario de cada comunidad autónoma tendrá que decidir si lo financia o no. Si eso puede tardar 6 o 12 meses, no lo sé.
– Voy a ver si encuentro las gafas...
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