Un proyecto piloto para «enriquecer y humanizar» la estancia hospitalaria
Osakidetza y el Teléfono de la Esperanza de Gipuzkoa trabajan ya para continuar con el acompañamiento una vez el enfermo recibe el alta y regresa a casa
Clara Romero es trabajadora social de la OSI Donostialdea y la impulsora principal del proyecto piloto Maitaro que desde finales de 2024 se está llevando ... a cabo en el Hospital Donostia, donde 11 voluntarios acuden al menos una vez a la semana para pasar parte de su tiempo con 24 pacientes de larga estancia del centro sanitario. «El objetivo es enriquecer y humanizar la estancia hospitalaria del paciente, ya esté solo o acompañado. Porque cuando viene un voluntario no familiar hablamos de la vida, del fútbol, del monte, de la comida, de cosas que te interesen. Los familiares estamos normalmente preocupados por la enfermedad y el voluntario aporta luz, otro tipo de visión», explica la profesional de Osakidetza.
Ese guante que lanzó Romero hace más de un año lo recogió el Teléfono de la Esperanza de Gipuzkoa, que no dudó en sumarse a la causa. «Cuando nos llegó la propuesta nos sorprendió un poco», reconoce su directora, Maribel Pizarro, pero «decidimos darle una oportunidad porque pensábamos que se trataba de una parte de la población con mayor vulnerabilidad». Fue entonces cuando desde la asociación se pusieron en contacto con Tknika, elCentro de Investigación Aplicada de FPEuskadi, en busca de jóvenes que quisiesen embarcarse en esta solidaria iniciativa. «De esta manera no solo es acompañar, es generar relaciones intergeneracionales, de solidaridad. Conllevaba no solamente beneficios para las personas acompañadas que están ingresadas en el hospital, sino también para la gente joven», señala.
El balance en estos seis meses de andadura no puede ser más favorable, coinciden ambas. «El balance con los pacientes es súper bueno, estamos encantados. Hacemos encuestas de satisfacción y todas las puntuaciones son de 9 o 10. Lo que recogemos de los pacientes es que les dan mucha energía, empatía, cariño, que el día es diferente...», enumera Romero.
El proyecto piloto trabaja en estos momentos en una nueva vertiente para que, a finales de año, ese acompañamiento hospitalario que actualmente prestan estos jóvenes pueda continuar también una vez el enfermo regresa a su domicilio. «Estamos identificando las necesidades que tienen cuando vuelvan a sus casas porque también el contexto cambia», avanza Pizarro.
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