La muerte de la folclórica
Aquí, en la sexta ola ·
La Justicia no avala la ampliación del pasaporte covid, un artefacto que la sociedad había descartado por su cuentaMuere una folclórica y se escriben rimbombantes obituarios, no tanto para decir que ha fallecido como para informar de que, olvidada hace tanto, seguía viva. ... Y lo bien que cantaba de joven. Eso mismo han hecho los jueces con el pasaporte covid. Igual funcionó alguna vez, pero había que ser un voluntarioso proselitista para conseguir enseñarlo en alguna parte. La sociedad lo había abolido por su cuenta. Pedir ahora ampliar su vigencia será un gesto de abnegación, con esa belleza decadente de todas las derrotas, nadie dice que no, pero también revela cierto alejamiento de la realidad.
Dio primero la Fiscalía, que afeó al Gobierno Vasco el «déficit de justificación» de la solicitud. El repaso del ministerio público al ejecutivo fue serio, porque incluyó la explicación de varios conceptos básicos, como si fuera una lección de primer curso y no un litigio entre personas letradas de probada experiencia. El fiscal sentado ante el teclado aclaró que las potestades de la Administración «no son cláusulas en blanco» ni apoderan «para cualquier cosa en cualquier momento». Y que cuando un gobierno solicita medidas excepcionales está obligado a «justificar y razonar su idoneidad, necesidad y proporcionalidad. No basta con meras consideraciones de conveniencia, prudencia o precaución».
En resumen, el respeto a los procedimientos, una de las víctimas de la pandemia. Se ha cedido a la excepción, la democracia deliberativa se ve como un estorbo y en ocasiones los gobernantes han mostrado su sorpresa tras recibir una negativa a sus decisiones, como si estuvieran convencidos de que su cargo les otorgaba plenos poderes. Cuando han sido sometidos a estrés, los fundamentos teóricos de más de uno han mostrado su fragilidad.
El agotamiento pesa, tras dos años infernales. Y pesa a todo el mundo. En Vitoria y en Madrid, donde se acuerda algo tan relevante como la reforma laboral y nadie cae en que es inaprobable en Euskadi, para todo el mundo menos para Confebask, que sigue en racha, y para Andueza. La ministra representa a un partido centralista pero es una persona inteligente y es inaudito que no viera el problema para el que ahora busca una solución a la desesperada. Dos años luchando contra una pandemia inverosímil han dejado la realidad para el arrastre.
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