Iñaki Olalde, Presidente de la asociación Afagi
«Emocionalmente es muy duro, se queda el cuerpo pero el cerebro se va»Iñaki Olalde, presidente de la asociación de enfermos de alzhéimer de Gipuzkoa Afagi, reflexiona sobre esta enfermedad con motivo del Día Mundial. «Emocionalmente es muy duro, se queda el cuerpo pero el cerebro se va», dice.
– En la actualidad hay 14.000 personas con alzhéimer en Gipuzkoa y se calcula que en 2050 serán 37.000. ¿Le preocupan estas cifras?
– Se estima que un 8% de las personas mayores de 65 años pueden tener un deterioro cognitivo en diferentes fases: sin diagnosticar, leve, moderada o avanzada. Este cálculo de los 14.000 y 37.000 sale en base a ese dato estadístico. Las cifras son preocupantes, evidentemente, porque suponen un problema social de primer orden. No estamos preparados ni socialmente ni sanitariamente para un problema de estas características.
– ¿Qué cambios tiene que llevar a cabo el sistema sociosanitario para dar respuesta a las necesidades de estas personas?
– No está preparado por muchas razones. Hacen falta cambios estructurales, económicos, humanos, de centros... El alzhéimer, además, no es una enfermedad común. Exige un cuidado los 365 días 24 horas. Es mucho más intenso que lo que puede ser cualquier otra enfermedad, no queriendo decir con esto que otras enfermedades no son crueles.
– ¿A qué se debe el aumento de enfermos en los últimos años?
– La causa principal es la esperanza de vida. Además, antes la gente moría por el deterioro de enfermedades comunes.
«No estamos preparados ni socialmente ni sanitariamente para atender a los enfermos que van en aumento»
– Cada vez se diagnostica está enfermedad en personas más jóvenes. ¿Por qué y de qué edades hablamos?
– Hay una mayor sensibilización a las demencias y enfermedades cognitivas, que cada vez empiezan antes. Es muy importante el diagnóstico precoz y se está dando, cada vez se mira más. A los primeros síntomas ya se va al neurólogo o al médico de cabecera.Sobre todo encontramos casos de personas de 55 o más años, aunque en un 0,05% también ocurre en menores de esa edad. Pero sí, cada vez vemos a gente más joven.
– ¿Cuál es el perfil de los pacientes que se acercan a Afagi?
– Hay de todo. Normalmente son personas que necesitan un asesoramiento porque ven que su familiar empieza a olvidar cosas o a tener comportamientos extraños y viene a consultar lo que le pasa. También vienen muchos pacientes en fases leves y algunos, avanzadas, pero normalmente se acercan bastante tarde. Nosotros, si no tienen un diagnóstico y solo síntomas, les derivamos al médico de Atención Primaria, que seguramente les manden al neurólogo. Cuando vienen con el diagnóstico del especialista, les hacemos inmediatamente una evaluación y ver a qué talleres de estimulación cognitiva puede venir.
«El alzhéimer afecta a más de una generación. Es una enfermedad personal, pero también familiar y el cuidador tiene desgaste»
– ¿Se puede trabajar la prevención?
– Sí, pero hay factores que no podemos modificar, como la edad y la genética. Solo en un 0,01% de los casos es consecuencia de un problema genético, pero la edad sí es la causa mayor. Vivimos más años y tenemos más posibilidades de tener demencia. Hay otros factores que también afectan en cierta manera al cerebro, como la hipertensión, el tabaquismo, el alcohol, la obesidad...
– ¿Cómo afecta un caso de alzhéimer al resto del núcleo familiar?
– Afecta a más de una generación, al cónyuge, a los hijos y a veces incluso a los nietos. El alzhéimer es una enfermedad personal, pero también familiar. Y en una fase moderada suele hacer falta ayuda, como un centro de día. El cuidador principal tiene un desgaste impresionante. Emocionalmente es muy duro porque se queda el cuerpo, pero el cerebro, la persona, se va.