Diez días para terminar el ciclo antibiótico y otras «leyendas urbanas»
Ciertas creencias populares pueden llevar a un uso incorrecto de estos medicamentos y derivar en la temida resistencia bacteriana
Los antibióticos son fármacos que «han salvado millones de vidas», coinciden Maialen Ibarguren y Miriam Alkorta. Su eficacia está más que contrastada. Permiten llevar ... a cabo tratamientos con quimioterapia, trasplantes o curar muchas de las complicaciones que pueden surgir como consecuencia de una cirugía. Pero «las bacterias aprenden fácilmente», alertan las dos profesionales, y si el consumo de estos fármacos se prolonga más allá de lo estrictamente estipulado «la flora del paciente va cambiando y aprende a desarrollar mecanismos de resistencia».
Para concienciar sobre esta problemática nacieron los Programas de Optimización de Antibióticos (PROA), que tienen en la formación una de sus razones de ser. «Hay que desterrar muchas leyendas urbanas», alertan ambas. Una de las más habituales es que «tienen que pasar diez días para terminar el ciclo de antibióticos. Depende. Se ha demostrado cada vez más que incluso aunque tengas una neumonía, algo que necesita este tipo de medicamentos, si la evolución es buena puedes acortar mucho el tratamiento. Pero hay mucho miedo entre la población a acabar el tratamiento», ejemplifica Ibarguren, que, en cualquier caso, deja claro que «eso siempre lo tiene que decidir el médico responsable, nunca un paciente sobre sí mismo».
Porque ocurre «muchas veces» que es el propio enfermo el que demanda este tipo de fármacos cuando acude a la consulta de un facultativo aquejado por algún tipo de dolencia. Especialmente durante los meses de invierno, coincidiendo con el auge de las patologías víricas y respiratorias. «Los médicos de los ambulatorios están peleando para intentar mantenerles sin antibiótico, pero hay algunos pacientes que insisten e insisten. Alguno incluso llega y dice: 'La última vez, hasta que no me dieron el antibiótico, no se me pasó la fiebre'. Bueno, se le pasó la fiebre porque ya habían pasado los 4 o 5 días de la gripe», resume Ibarguren.
Alkorta asiente y pone un ejemplo más extremista. «Una compañera siempre dice que a nadie se le ocurre llegar a la consulta y pedir un antiarrítmico. Ahora, 'póngame un antibiótico que esto no se me pasa' es algo que está muy extendido», agrega la facultativa, que insiste en la «falta de formación» tanto de la población como de muchos profesionales. «Yo no sé operar, pero nunca me va a tocar operar. Pero al cirujano le va a tocar prescribir antibióticos o a cualquier especialista que vea a pacientes», relata.
Esta no es una cuestión menor. Porque los antibióticos «son el único grupo de fármacos en el que si indicas mal un tratamiento no solo hay consecuencias para el propio paciente, sino también a nivel poblacional».
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