Mascarilla FFP2, mejor que la quirúrgica contra ómicron
Expertas defienden que en espacios como el transporte público o en centros comerciales sería «conveniente» el uso obligatorio de este tipo de protector
La descomunal irrupción de la variante ómicron del Covid-19 en esta sexta ola de la pandemia hubiera provocado en anteriores ondas pandémicas una ... auténtica hecatombe en los hospitales sin el efecto de las vacunas. Con la cantidad de positivos diarios, los hospitales de Osakidetza llevarían semanas en el nivel 5 del protocolo de UCI. Hoy seguimos en el 3. Todo ello gracias a un medicamento que protege contra la enfermedad grave y las hospitalizaciones, tanto en planta como en las unidades de cuidados intensivos. Lo que por el momento no logran las vacunas es cortar la transmisión del virus. Algo que sí se puede lograr poniendo en práctica de manera correcta las medidas de prevención que las autoridades sanitarias llevan promulgando desde hace casi dos años. Sobre todo, haciendo un uso correcto de las mascarillas. Y ahí es donde radica parte del problema.
«Me sigue llamando la atención que a día de hoy haya gente que todavía usa mascarillas de tela en espacios cerrados. Porque eso no te protege de nada, como haya algún aerosol te contagias», señala Amaia López, enfermera de Emergencias de Osakidetza. Tanto ella como Estibalitz Goienetxea, directora técnica del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Gipuzkoa, tienen claro que ante esta situación de transmisión comunitaria descontrolada del virus –a la espera de que se confirme el retroceso de la sexta ola–, en algunas zonas y espacios cerrados debería indicarse el uso obligatorio de las mascarillas FFP2. Tal y como explican, las mascarillas quirúrgica e higiénicas solo protegen si la otra persona con la se están interactuando también va correctamente protegida. Si esa persona carece de protector de boca y nariz se podría estar en contacto con el virus.
«En los transportes públicos, en los centros comerciales y hasta en los cines pienso que sí sería conveniente esta medida. Porque, por ejemplo, en los autobuses vamos muy pegados. En estas circunstancias de transmisión comunitaria, la FFP2 podría ser la indicada», señala Goinetxea.
La enfermera es más contundente: «Soy partidaria de que en algunos espacios cerrados fuera obligatorio su uso para detener la expansión del virus». Algo que es obligatorio en países de la Unión Europea como Italia y Austria en los que la FFP2 es la obligatoria para subirse a un bus público o acceder a supermercados o teatros.
«En la Concha, FFP2»
Ambas profesionales van más allá y creen que «en este momento de la sexta ola y con la variente ómicron» sería recomendable extender ese uso de protectores FFP2 en espacios al aire libre que estén muy concurridos. «Yo usaría una FFP2. Si me voy al monte a andar, igual llevo una quirúrgica y ya está. Pero si voy a dar un paseo por La Concha, con FFP2», dice Amaia López.
La doctora Goienetxea añade a todo esto que en estos casos al aire libre «si no se van a mantener los dos metros de distancia son válidas las quirúrgicas pero la FFP2 da mayor protección. Ante la duda, y si se puede llevar, es preferible una FFP2, aunque la quirúrgica es válida si la lleva todo el mundo».
Estas profesionales tienen claro que «nos hemos relajado en el uso de las medidas de prevención». Señala Goienetxea que «la vacuna parece que es lo que más peso ha cogido en este sentido pero no debemos olvidarnos que la mascarilla y las distancias son medidas muy efectivas para frenar la transmisión del virus». Por ello, considera que «es importante retomar bien el uso de la mascarilla al menos hasta que disminuye esta ola».
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