«Esta ola que estamos sufriendo habrá decaído para el mes de febrero»

– ¿Ómicron es una variante leve del covid-19?

– Es una más de las variantes del SARS-CoV-2, un virus que muta constantemente y que, como estamos viendo, de tiempo en tiempo provoca una variante muy especial que se difunde por todo el mundo. Desde la alfa a la ómicron ha habido un buen número de variantes, cada una con sus especificidades. La característica fundamental de ómicron es su gran transmisibilidad y, en segundo lugar, que provoca unos cuadros clínicos que, hasta ahora, son leves, con afectación fundamentalmente de vías altas y una clínica, en la mayoría de los casos, similar al resfriado o gripe.

– ¿Es peligroso que nos creamos que es más benigna que otras variantes?

– En la mayoría de los casos, en adultos y jóvenes, su presentación clínica es la de un simple resfriado, pero hay que llevar cuidado porque siempre hay personas de todas las edades o con patologías asociadas en las que sus manifestaciones clínicas son más graves. Ante un virus en expansión como éste no hay que confiarse, aunque aparentemente sea menos virulento que la delta y otras variantes anteriores.

– ¿Se conoce la gravedad de ómicron?

– En un estudio realizado con hámsters y ratones se ha visto que provoca daños en nariz, garganta y tráquea. Es decir, afecta a vías respiratorias altas, pero no parece que se introduce bien en las células pulmonares y, por lo tanto, no está dando, hasta ahora, neumonías o bronconeumonías graves.

– ¿Una de sus características es la rapidez con la que se propaga?

– Yo creo que este es el virus más explosivo y el que está teniendo la difusión más rápida de todos los virus y bacterias que han provocado epidemias y pandemias a lo largo de la historia. Incluso más que el sarampión, que siempre se ha tenido por el virus más contagioso de todos. El virus responsable de la gripe española, el H1N1, también fue extremadamente transmisible y algunas anécdotas que nos contaban los medios de la época sobre su capacidad de difusión siempre me han parecido exageradas. Pero ahora empiezo a pensar que no todas eran leyendas urbanas y que había algo de verdad en lo que contaban.

– ¿Cuáles habrían sido los efectos de ómicron sin las vacunas?

– Es increíble cómo vemos expandirse ómicron, desplazando en la calle a la variante delta, que todavía sigue siendo predominante en las UCI. Sin las vacunas la expansión habría sido igual de explosiva, pero sus consecuencias clínicas hubieran sido mucho peores y el número de ingresados en hospital, en UCIs y el número de fallecidos hubiera sido mucho más alto. Estaríamos en una situación sanitaria muchísimo más grave.

– ¿No cree que socialmente se extiende la sensación de que no podemos hacer nada para evitar contagiarnos?

– Todos y todas estamos muy cansados de dos años y pico de pandemia, pero todavía no hay que bajar la guardia y minimizar esta última ola.

– Si los síntomas son leves, ¿por qué quedarnos en casa?

– Hay que seguir las normas que dictan las autoridades sanitarias porque de lo contrario esto sería un descontrol. Podemos criticar algunas medidas que se toman, pero siempre hay que respetarlas. Ya sabemos que hay estrategias diferentes para hacer frente a la pandemia: China tiene una política de cero covid que ya han abandonado Australia y Nueva Zelanda. Pero la mayoría de los países siguen la estrategia de convivir con el virus para que no afecte a la economía y a otros aspectos de la vida. Aquí estamos en esta última línea, con intensidades distintas en diferentes comunidades autónomas porque Madrid, Galicia o Euskadi, por ejemplo, presentan matices importantes.

– ¿Con una incidencia de 4.469 casos en 14 días está cerca la inmunidad de grupo?

– Yo esas cosas de la inmunidad de grupo las tomo con pinzas. Cuando se empezó a hablar de esto recordaba que en la pandemia de gripe de 1918 los médicos afirmaban que, en sus localidades, la epidemia terminó afectando a dos tercios de sus habitantes. Es decir, yo deducía que con el 66% de personas infectadas (o vacunadas) se acababa la pandemia. Pero ha resultado que hemos superado los 60%, los 70%, los 80% y los 90% de población vacunada y aquí estamos otra vez metidos en una ola masiva y explosiva de la pandemia. ¡Con el 90% de la población vacunada! ¿Dónde está la inmunidad de grupo? Tenemos que ser humildes y reconocer que los científicos no sabemos todo, que nos quedan siempre interrogantes. Y seguir aprendiendo a medida que se desarrolla esta pandemia.

– ¿La tercera dosis acelerará el descenso de contagios?

– Nuestra arma más importante contra la covid son las vacunas, aunque ellas solas no derrotarán a la enfermedad.

– ¿Vendrán más variantes? ¿Se sabe o se intuye cómo serán?

– El coronavirus es un virus ARN que muta con extrema facilidad por lo que, con total seguridad, aparecerán nuevas variantes que esperemos sean cada vez menos virulentas como parece que ocurre con la ómicron.

– Ahora se habla de la flurona. ¿Es preocupante?

– Ya se sabía que había coinfecciones, aunque ahora que lo han publicitado desde Israel, que es el país modelo, el que va en cabeza en la lucha contra la covid, lo están recogiendo todos los medios. Mi miedo en este momento a principios de enero, y esperando un mes horroroso por la covid, son también los otros virus que producen infecciones respiratorias agudas, como los virus influenza, el virus sincitial, o los rinovirus. El invierno pasado no circuló el virus influenza –no hubo casos de gripe– y este año ya circulan dos de sus variantes, el H1N1 y el H3N2. Además, y los medios en nuestro país no se han hecho eco, está volviendo la gripe aviar y hay un brote muy grave en granjas de patos de Landas y Bearne que ha llevado a sacrificar estas navidades a 44.000 patos.

– ¿Cómo nos puede afectar esta gripe?

– La gripe aviar ha sido estas dos o tres últimas décadas la espada de Damocles a la que miramos de reojo todos los investigadores de la gripe. Sobre todo, desde que se produjo la epidemia de gripe aviar de Hong Kong, en 1997, en la que la variante H5N1 del virus influenza que afectaba solo a aves, saltó a la especie humana provocando un brote con una tasa de mortalidad del 53% de las personas que enfermaron. Una cifra verdaderamente terrible.

– ¿Los contagios entre personal sanitario pueden colapsar los hospitales?

– La Primaria ya está colapsada, y seguramente el resto de la sanidad y otros sectores económicos y de servicios también se colapsarán o tendrán problemas por falta de personal este mes de enero.

– ¿Está cerca el pico de contagios?

– Hay que pensar que el pico debe llegar una semana o diez días después de Reyes. Primero el puente de la Inmaculada, luego Nochebuena, Nochevieja y ahora Reyes son momentos de máxima difusión del virus y eso se notará en los cuatro escalones consecutivos que se van sucediendo en una pandemia: personas diagnosticadas, ingresadas en planta, ingresadas en UCI y fallecidos. En todo caso, lo que sabemos seguro es que, en este momento, la velocidad con la que se expande el virus es extraordinaria. En la modelización que ha hecho el Instituto Pasteur se dice que cada segundo se contagian dos franceses. En España algún medio habla de 1,4 contagiados cada segundo.

– Usted dijo hace un año que se estaba repitiendo el patrón de la gripe española. ¿Sigue sucediendo esto?

– Desde el punto de vista de historia de las pandemias estamos en un período de pandemias víricas que se inicia en 1889. Es decir, llevamos 130 años con continuas epidemias estacionales y pandemias de virus respiratorios y de otras presentaciones. Según mis cálculos, la gripe española mató a 22 de cada mil habitantes del planeta. La covid-19 'solo' ha matado a alrededor de una persona por cada mil habitantes del planeta. Está claro que, aunque tengan muchos paralelismos en oleadas, clínica, consecuencias sociales y económicas, la virulencia del coronavirus ha sido infinitamente menor. En este momento, compararía la actual pandemia con la primera de esa serie, la de 1889, que mató en Europa a cerca de dos personas por cada mil habitantes y que tuvo también una rapidísima difusión. En estas comparaciones entre pandemias históricas también hay algún aspecto preocupante y a tener en cuenta en este momento, como la evolución de las edades de los fallecidos en el tiempo que duraron. En la pandemia de 1918, en su última ola en Europa en 1920, el número de niños de entre 0 y 4 años que fallecieron con diagnóstico de gripe aumentó considerablemente llegando a suponer, en algunas localidades, hasta el 23% de todos.

– ¿Cómo será el final de esta pandemia, si es que lo hay?

– Casi todas las pandemias históricas, similares a la actual, han durado entre dos y tres años, pasando luego a hacerse endémicas. La covid-19 no sabemos con seguridad cuando empezó, pero en noviembre de 2019 ya había casos confirmados. Por lo tanto, si calculamos una media de dos años y medio, cabría pensar que para finales de primavera de este año tendría que terminar esta fase aguda de la covid-19. Supongo que esta ola u onda que estamos sufriendo ahora ya habrá decaído para febrero y que, en Europa, con algún altibajo, llegaremos a una primavera más tranquila y sosegada. Luego, seguramente, tendremos que seguir con campañas de vacunación como las que ya nos hemos acostumbrando a hacer con la gripe. La covid, sin lugar a dudas, acabará pasando a formar parte de nuestra vida.